Los primeros tomates
—No entiendo por qué siempre tengo que poner parte del dinero que gano en la ofrenda de la iglesia —se quejó Amós. El niño rebuscó en su bolsillo y sacó de mala gana unas monedas que puso a un lado—. ¡Ahora solo me quedan pocos dólares!
—Hijo —comenzó su madre, pero antes de poder seguir, la puerta del patio se abrió de golpe y Viviana entró corriendo en la habitación.
—¡Mamá! —exclamó la niña, que tenía sus manos en su espalda—. ¡Adivina qué!
—Nos rendimos —dijo Amós—. ¿Qué?
Viviana sonrió triunfante.
—¡Miren! —ella estiró ambas manos. En cada una de ellas tenía un tomate grande—. ¡Mis primeros tomates ya están maduros! —ella miró a su hermano y rio—. Te dije que iban a madurar rápido, y tú dijiste que no estarían listos por mucho tiempo. ¡Pero aquí están!
—¡Qué maravilla! —expresó mamá—. Se ven deliciosos. ¿Crees que debemos comerlos en la cena de esta noche?
—Eso sería genial, pero… —Viviana hizo una pausa—. Es solo que la abuela me dio esas plantas y el abuelo me ayudó a sembrarlas y me enseñó a cuidar de ellas. Creo que quiero darles a ellos estos primeros tomates.
—Oh, me gusta esa idea —afirmó mamá—. ¿Deberíamos llevárselos ahora a su casa, para que puedan comerlos en la cena?
Viviana asintió.
—¡Sí! ¡Quiero que sean los primeros en probar mis tomates!
Después que Viviana fue a buscar un tazón para los tomates, mamá se dirigió a Amós:
—Sabes, hijo, hoy Viviana ha sido un buen ejemplo para ti de la forma en que tenemos que darle a Dios. Tu hermana no tenía que dar sus primeros tomates a sus abuelos, pero ella quiere ofrecérselos como un regalo, porque está agradecida por lo que hicieron por ella. Así quiere Dios que le demos, con alegría y con agradecimiento, por todo lo que ha hecho por nosotros.
—Oh —murmuró Amós—. Supongo que el dinero y las cosas que tenemos provienen de Dios en primer lugar, ¿cierto?
Su madre asintió.
—Él nos ha provisto de todo lo que tenemos y, lo que es más importante, nos ha dado vida eterna a través de Su Hijo, Jesús. Nada de lo que podamos comprar se compara con el gozo y la paz que tenemos en Él.
Amós sacó unas monedas más de su bolsillo.
—Quiero poner también este dinero en la ofrenda.
TANYA FERDINANDUSZ
DA CON ALEGRÍA PARA DIOS
VERSÍCULO CLAVE: 1 CRÓNICAS 29:14 (NTV)
¡TODO LO QUE TENEMOS HA VENIDO DE TI, Y TE DAMOS SOLO LO QUE TÚ PRIMERO NOS DISTE!
¿Das una porción de tu mesada o tus ganancias para el Señor? ¿Ofrendas voluntariamente y con alegría? Recuerda que todo lo que tienes es un regalo generoso de Dios para ti. Cuando le das al Señor, es decir, a Su pueblo que tiene necesidad o a Su obra aquí en la tierra, simplemente estás devolviendo lo que has recibido de Él en primero lugar. Dios también te ha dado el mayor de todos los regalos: Su Hijo, Jesús. Entonces, cuando des tu ofrenda, hazlo con gratitud y con un corazón alegre.
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