Los brazos de Jesús
“¡El tío Roberto y la tía Jimena están aquí!”, gritó Juliana cuando sonó el timbre. La niña bajó para abrirles la puerta. “Hola, Pepito. ¿Qué tienes ahí?”, preguntó Juliana cuando vio que el pequeñito había traído un juguete.
“Es mi nuevo avión. ¡Mira!” Pepito lo sostuvo en alto, riéndose, pero su risa se convirtió rápidamente en un llanto de temor cuando el perro de Juliana, Mordelón, vino corriendo hacia ellos. El niño se escondió detrás de su padre y gritó. El resto de la familia se apresuró a ver qué había pasado.
“Mordelón no te hará nada”, le aseguró Juliana, tratando de hacer que Pepito regresara. “Míralo, es muy bueno. ¿Viste, Pepito?”
El tío Roberto tranquilizó a su hijo mientras lo cargaba en sus brazos. “Pepito, mira. No te hará daño”, afirmó el tío, quien se agachó y empezó a acariciar al perro. Después de unos momentos, Pepito se dio la vuelta para ver y finalmente estiró su mano para tocar también al perro. Sus lágrimas se convirtieron en sonrisa cuando Mordelón lamió suavemente su mano, pero se quejó el momento en que el tío Roberto comenzó a ponerlo otra vez en el piso.
La madre de Juliana sonrió a su sobrino. “Veo que encontraste un lugar seguro para resguardarte. Mordelón no te da miedo cuando estás en los brazos de u papi, ¿verdad?” Pepito hizo un gesto con la cabeza.
El tío Roberto sonrió. “Estás a salvo conmigo, pequeñín”, indicó. “¿No les parece que sería lindo si todos pudiéramos sentirnos seguros todo el tiempo?”
“¡Sí!”, exclamó Juliana. “Muchos niños de mi clase han tenido miedo últimamente. Mi maestra dice que es natural porque vivimos en un mundo aterrador”.
“Sí, pero recuerda que todos los que confían en Jesús están en Sus brazos”, señaló papá. “¿Recuerdas el versículo de la Biblia que aprendiste la semana pasada?”
Juliana asintió. “El eterno Dios es tu refugio, y debajo están los brazos eternos”.
Su padre asintió. “Puede que este mundo sea aterrador, pero Jesús promete rodearnos con Sus brazos. A pesar de que no podemos escondernos para resguardarnos de todas las cosas que nos rodean, sabemos que tenemos vida eterna con Jesús y que no puede sucedernos nada, a menos que sea la voluntad de Dios. Con Jesús estamos a salvo, pase lo que pase”. — KAREN LOCKLEAR
CONFÍA EN QUE JESÚS CUIDA DE TI
VERSÍCULO CLAVE: DEUTERONOMIO 33:27
EL ETERNO DIOS ES TU REFUGIO, Y DEBAJO ESTÁN LOS BRAZOS ETERNOS.
¿Las noticias de guerras y terrorismo te asustan? ¿Los reportes de terremotos, inundaciones e incendios fuera de control te dan miedo? Las noticias con frecuencia nos llenan de temor y podría parecer que es un mundo muy aterrador. Si conoces a Jesús, recuerda que tienes vida eterna con Él y no puede ocurrir nada sin Su permiso. Confía en que Él cuidará de ti y dale las gracias por Sus brazos eternos que te sostienen y te mantienen a salvo.
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