Lo que realmente importa

Adán y sus amigos se quedaron atónitos.  Uno de sus compañeros había muerto en un accidente de tránsito.  “Hoy nos sentimos tristes”, expresó la señorita Yánez, su maestra.  “A veces nos ayuda a sentirnos mejor cuando recordamos las cosas buenas y alegres de una persona que falleció.  ¿Alguno de ustedes quisiera compartir algo especial sobre Augusto?”  Varios estudiantes mencionaron cualidades que les gustaba de su amigo.

Amelia habló primero.  “Augusto tocaba muy bien la trompeta”.

“Era inteligente”, aseguró Jairo.  “Entendía rápidamente las cosas”.

“Siempre era amable con todos”, afirmó Marcia.

“Augusto era buena persona”, opinó Diego.  “Iba a la iglesia todas las semanas”.

Adán se movía nerviosamente en su pupitre.  Las cosas que los otros niños decían eran ciertas, pero nadie había mencionado lo más importante de todo.  “Augusto y yo platicamos de eso la semana pasada.  ¿Me atrevo a contarles?”, se preguntó.  Adán vaciló por algunos minutos más, y entonces levantó su mano lentamente.

Su maestra sonrió.  “¿Sí, Adán?”

“Bueno, mi papá siempre dice que las personas son como los automóviles”, comenzó Adán.  Estaba nervioso.  “Pero Augusto no se parecía en nada al carro de mi hermano, Lucas”.  El niño notó que algunos de sus compañeros fruncieron el ceño, y se dio cuenta de lo raro que sonó lo que acababa de decir.  Así que explicó: “Es que… cuando Lucas encontró un automóvil que quería comprar, le pidió a mi papá que lo viera primero.  Se veía muy bonito, a mi hermano le gustaba el sistema de audio y esas cosas.  Pero papá le decía: ‘¿Y el motor?  Lo que realmente importa es lo que hay debajo del capó’.  Pero Lucas no hizo caso y ahora su carro casi no funciona”.  Adán hizo una pausa, sorprendido por el largo discurso que acababa de dar.  Se dio cuenta de que sus compañeros seguían con el ceño fruncido.

“Qué interesante”, respondió amablemente la señorita Yánez, “pero ¿te gustaría decir algo más acerca de Augusto?”

“Lo que quería decir es que… hemos oído muchas cosas buenas de Augusto, pero, como dije, me alegra poder decirles que no era como en auto de Lucas.  No solo se veía bien por fuera.  Hace un par de meses, Augusto me contó que confió en Jesús como su Salvador.  Así que él era bueno ante los ojos de Dios, y eso es lo que realmente importa”.

Adán observó que algunos niños se veían confundidos, pero otros sonreían.  Y él sintió que como si, en el cielo, Augusto también estuviera sonriendo.  HAZEL MARETT

PON TU CONFIANZA EN JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 5:21 (NTV)

PUES DIOS HIZO QUE CRISTO, QUIEN NUNCA PECÓ, FUERA LA OFRENDA POR NUESTRO PECADO, PARA QUE NOSOTROS PUDIÉRAMOS ESTAR EN UNA RELACIÓN CORRECTA CON DIOS POR MEDIO DE CRISTO.

¿Tu vida se parece a un automóvil que no solo se ve bien, sino que está bien?  Ir a la iglesia, ayudar, ser amable y hacer todo tipo de obras buenas podría hacer que te veas bien delante de las demás personas.  Pero para verte bien delante de Dios, tienes que recibir Su justicia, Su bondad, a través de Jesús.  Eso es lo que realmente importa.  Confía en Él como tu Salvador hoy mismo.  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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