Limpieza de primavera
Kalina entró a la habitación de su madre y vio montones de ropa vieja y de accesorios regados por todos lados.
—Estoy limpiando mi armario —explicó mamá—. ¿Para qué voy a guardar ropa y accesorios que nunca me pongo? Pensé donarlos a la tienda de artículos de segunda mano.
—¡Guau! —exclamó Kalina—. ¿Necesitas ayuda para empacar todo eso?
—Tal vez, pero ¿qué tal si también buscas entre tus cosas? —sugirió su madre—. Puedes deshacerte de las cosas que no usas —Kalina frunció el ceño—. Ve —insistió mamá—. Tienes ropa que ya no te queda y hay que reemplazarla.
Kalina se iluminó.
—¿Reemplazarla? ¡Qué gran idea! —la niña salió de la habitación y regresó un rato después con una caja grande—. ¡Mira, mamá! —exclamó mientras sacaba un viejo oso de peluche—. Ya casi no le queda relleno. Y esta sudadera es tres tallas menos de la que uso ahora.
Juntas, madre e hija ordenaron el resto de las cosas. Durante la cena, Kalina le dijo a su papá sobre todas las cosas que encontraron para donar.
—Probablemente deberías deshacerte también de tu basura —le dijo—. Apuesto a que no has botado nada en siglos.
Papá sonrió.
—No ha pasado tanto tiempo. De hecho, me deshice de mucha basura hace poco, cuando Dios me salvó, de hecho. Ahí me deshice de algunos viejos hábitos.
—¡Papá! Eso no es lo mismo que limpiar tu armario —declaró Kalina.
—En cierta manera, sí lo es —afirmó su padre—. Esos hábitos ya no caben en la persona que soy ahora, entonces, ¿para qué conservarlos?
—Bueno, Dios me salvó cuando yo era pequeña —respondió Kalina—. No tenía ningún mal hábito para deshacerme.
—¿No? —su madre levantó las cejas—. Antes solías decir muchas mentiras, ¿recuerdas?
—Oh, sí —Kalina se sonrojó—. Me había olvidado de eso. También me enojaba muy fácilmente. Supongo que sí tenía basura para botar… y todavía la tengo.
—Todos debemos examinarnos a diario para ver si la forma en que actuamos y tratamos a los demás demuestra que pertenecemos a Jesús —aseguró papá—. Cuando pusimos nuestra confianza en el Señor, Él nos hizo personas nuevas, y queremos que nuestras vidas lo demuestren. Tenemos que depender de Jesús para que Él nos ayude a reemplazar los malos hábitos con los buenos, con esos hábitos que nos ayudan a crecer en nuestra relación con Él y a demostrar Su amor a los demás.
VICKI L. REINHARDT
DESHAZTE DE LOS MALOS HÁBITOS
VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 5:17 (NTV)
TODO EL QUE PERTENECE A CRISTO SE HA CONVERTIDO EN UNA PERSONA NUEVA. LA VIDA ANTIGUA HA PASADO; ¡UNA NUEVA VIDA HA COMENZADO!
¿Te estás aferrando a los viejos hábitos de los que deberías deshacerte? ¿Haces trampa? ¿Mientes? ¿Eres egoísta? ¿Te cuesta perdonar? Cuando pusiste tu confianza en Jesús, Él te hizo una persona nueva, y todos esos malos hábitos ya no tienen espacio en tu vida. Deshazte de los malos hábitos y haz espacio para los buenos que encajan mejor con la persona que eres en Jesús.
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