Las bodas de oro
—Mamá, ¿te vas a divorciar de mi papá? —preguntó Carlota con lágrimas.
—¿A qué te refieres, hijita? —preguntó su madre, sorprendida.
—Los oí pelear la otra noche. Creí que se iban a divorciar.
—Oh, no, hija —aclaró mamá—. Es cierto que estábamos discutiendo. Tuvimos un desacuerdo de qué vamos a hacer durante las fiestas. Pero eso no significa que nos vayamos a divorciar —ella abrazó a la niña—. Todas las parejas tienen sus diferencias que a veces deben resolver, como lo hicimos tu padre y yo anoche. Logramos hacer concesiones y encontrar una solución. Eso nos dio la oportunidad de entendernos mejor y de ser pacientes el uno con el otro.
—¡Qué alivio! —Carlota suspiró—. Me alegra que sigan juntos.
—Hicimos nuestros votos matrimoniales delante de Dios —aseguró la madre—. Confiamos en que Él nos ayudará a honrar esos votos, porque el matrimonio es una representación del amor de Jesús por nosotros, como Su iglesia, en las buenas y en las malas…
Carlota interrumpió:
—En la riqueza y en la pobreza, en la salud y la enfermedad —la niña se detuvo—. No recuerdo lo demás.
Mamá sonrió y continuó:
—Amarnos y respetarnos hasta que la muerte nos separe.
—Qué hermoso, mamá —opinó Carlota.
—Sí —afirmó su madre—. De hecho, este próximo sábado celebraremos nuestro décimo aniversario de bodas.
—¡Guau! ¡Qué excelente! —exclamó Carlota.
—Y eso no es nada —agregó su madre—. Tus abuelos celebrarán sus bodas de oro el próximo mes. ¡Son cincuenta años de matrimonio!
—¡Eso es medio siglo! —declaró la niña.
—¡Exactamente! —expresó mamá—. Tus abuelitos eran novios en la escuela. Se aman mucho y han formado una bella familia juntos.
—¿Ellos también pelean? —preguntó Carlota.
—A veces, claro que sí —respondió su madre—. Pero siempre se hacen de a buenas y resuelven sus problemas. Han estado juntos en buenos y malos momentos. Cuando yo tenía diez años, tu abuelo tuvo un terrible accidente de automóvil y la abuela lo cuidó. Y hace cinco años, tu abuelita tuvo cáncer y el abuelo la cuidó.
—Realmente deben amarse el uno al otro —susurró Carlota.
Mamá asintió.
—El matrimonio es una bendición de Dios, y el compromiso para toda la vida en el matrimonio es una representación de la fidelidad de Dios hacia nosotros. Jesús siempre nos amará y cuidará de nosotros, ahora y siempre.
KELLY CHOY
EL MATRIMONIO ES UNA REPRESENTACIÓN DEL AMOR DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 5:32 (NTV)
[EL MATRIMONIO] ES UN GRAN MISTERIO, PERO ILUSTRA LA MANERA EN QUE CRISTO Y LA IGLESIA SON UNO.
¿Conoces a alguien que haya estado casado por muchos años? En el matrimonio, Dios quiere que amemos y valoremos a nuestros esposos, tal como Jesús ama a la iglesia, la cual está compuesta de todos quienes confían en Él. Ya sea que Dios te llame a casarte o a la soltería, es importante que sepas que todas nuestras relaciones son una oportunidad para compartir el amor de Dios con los demás. Podemos amar porque Jesús nos amó primero (1 Juan 4:19).
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