La ventana rota

No había sido la intención de Joaquín romper la ventana. La bola se le resbaló de la mano y ahora estaba parado frente a un desastre. «Si tan solo hubiera alguna forma de esconderlo», pensó el niño.

Pero no había. No podía arreglarlo. Había roto la ventana de su habitación, y sus padres se iban a enterar. Probablemente también lo iban a castigar. Joaquín suspiró.

—Es mi culpa. No debí estar jugando con la pelota dentro de la casa —en lugar de tratar de esconder las cosas, el niño fue adonde estaban sus padres—. ¿Papá?

Su padre levantó la mirada.

—¿Sí?

Joaquín miró sus pies.

—Rompí mi ventana.

Papá se levantó.

—¿Cómo sucedió?

—La golpeé con la pelota —balbuceó Joaquín—. Lo siento.

Ambos fueron a la habitación del niño para ver el daño, y Joaquín se quedó esperando que su padre le dijera cuál sería su castigo.

—Lo siento —expresó el niño otra vez—. Sé que no debía jugar con la pelota aquí adentro.

Papá asintió lentamente.

—Sí sabes que es en contra de las reglas jugar con la pelota dentro de la casa, ¿verdad?

Joaquín asintió.

—Supongo que creí que podría salirme con la mía si nadie me veía.

Su padre suspiró.

—Tengo que hablar con tu mamá —le dijo.

El niño esperó a sus padres y se sorprendió al ver lo calmados que se veían cuando entraron en su habitación.

—Decidimos darte gracia esta vez —indicó su madre.

—¿Gracia? —preguntó Joaquín.

—Sí —afirmó mamá—. No te daremos lo que mereces por romper las reglas. En lugar de eso, hemos decidido darte gracia —ella sonrió—, así como cuando Jesús nos da gracia todo el tiempo. Él murió para tomar el castigo que merecíamos por nuestros pecados, para que podamos ser salvos y disfrutar la vida con Él. Cada vez que hacemos algo malo, el Señor nos ofrece gracia y perdón.

—Correcto —señaló papá—. Pero la Biblia dice que quienes son salvos por gracia no deberían seguir con su pecado. Confiamos en que no volverás a jugar con la pelota dentro de la casa.

—No volverá a pasar —aseguró rápidamente Joaquín.

Mamá lo abrazó.

—Te perdonamos y te amamos.

—Así es —declaró su padre.

Joaquín sonrió. La gracia se sentía como algo realmente sublime.

BETHANY ACKER

LA GRACIA ES UN GRAN REGALO

VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 2:8

POR GRACIA USTEDES HAN SIDO SALVADOS POR MEDIO DE LA FE, Y ESTO NO PROCEDE DE USTEDES, SINO QUE ES DON DE DIOS.

¿Te ha dado alguien gracia cuando no la merecías? ¿Cómo te sentiste? ¿Has recibido la gracia de Dios al confiar en Jesús para que perdone tus pecados? Su don de la gracia cubre todas tus ofensas. En lugar de recibir el castigo que mereces, que es la separación eterna de Dios, Jesús te perdona y te da vida eterna con Él. Confía en Jesús para que puedas disfrutar Su gracia todos los días. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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