La ventana rota
Era viernes por la noche, así que Rolando y su amigo Samuel estaban jugando a atrapar la pelota en el patio trasero. Habían jugado un partido de béisbol por la mañana y se pusieron a practicar lanzamientos antes que oscureciera.
El momento en que Rolando lanzó la pelota a Samuel, su mamá gritó desde la cocina: “¡A cenar!”
¡PUM! Samuel se distrajo por un segundo y la pelota pasó a toda velocidad junto a él, estrellándose en la ventana del señor Mendieta.
“¡Oh, no!”, gritó Rolando.
“¿Qué fue ese ruido tan fuerte?”, preguntó la madre, quien salió al patio. Samuel se quedó parado en silencio mientras Rolando le explicaba a su mamá lo que había pasado. “Tienes que contárselo al señor Mendieta cuando regrese a su casa”, indicó mamá. “Probablemente te haga pagar por la ventana”.
“Pero fue un accidente, mamá”.
“Lo sé, pero la ventana está rota y hay que arreglarla”.
Después de la cena, la madre acompañó a Rolando y a Samuel a la casa vecina. Cuando el señor Mendieta salió a la puerta, un Rolando muy nervioso le contó lo que había ocurrido. “Lo sentimos mucho, señor Mendieta”, expresó.
“Gracias por venir a contármelo”, contestó el vecino. “Es obvio que se trata de un desafortunado accidente, así que no te pediré que lo pagues. Solo asegúrate de tener más cuidado de ahora en adelante”.
Mamá agradeció al señor Mendieta y los tres volvieron a la casa.
“Guau, qué amable se portó”, aseguró Samuel cuando estuvieron de regreso en la cocina.
“Sí”, afirmó Rolando. “Rompimos su ventana, ¡pero no nos hará pagar!”
Su madre se quedó pensativa. “Eso me recuerda a un versículo de la Biblia que está en Hebreos 4:16 y dice: ‘Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna’”. Ella sonrió a los niños. “El señor Mendieta les mostró gracia, así que como Dios nos muestra Su gracia. No la merecemos, pero Dios nos la ofrece gratuitamente a través de Su Hijo, Jesús. Solo debemos aceptar Su regalo de salvación y viviremos eternamente con Él”.
Rolando sonrió. “En verdad me alegra que el señor Mendieta nos haya mostrado gracia… y que Dios también nos dé Su gracia”. — LISA FULLER
DIOS NOS DA GRACIA
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 1:7 (NTV)
DIOS ES TAN RICO EN GRACIA Y BONDAD QUE COMPRÓ NUESTRA LIBERTAD CON LA SANGRE DE SU HIJO Y PERDONÓ NUESTROS PECADOS.
¿Alguna vez te han mostrado gracia cuando no lo merecías? ¿Cómo te hizo sentir? Dios nos ofrece esa misma gracia a cada uno de nosotros. Es a causa de Su bondad y gracia que Dios envió a Su Hijo a morir por nuestros pecados. ¿Has aceptado Su regalo gratuito de salvación? ¡Hazlo hoy mismo! (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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