La vara de medir

Celso se paró junto a la pared y se paró lo más derecho posible. Su padre hizo una marca con una tiza, justo encima de su cabeza. Cuando Celso dio un paso a un lado, papá comenzó a medir la distancia desde el piso hasta la marca.

—Déjame hacerlo —rogó Benito, el hermano menor de Celso.

Benito estaba estudiando las medidas en la escuela, y él había estado midiendo las cosas toda la semana. Cuando su padre asintió y se hizo a un lado, el pequeño se subió en una silla para medir a Celso.

—¡Guau! —expresó Benito, maravillado, después de un momento—. Casi llegas a los dos metros.

—¿Qué? —exclamó Celso—. Eso no puede estar bien —el niño miró la vara que Benito estaba sosteniendo—. ¿Qué tipo de vara de medir estás usando, chiquillo?

—Es una que yo hice —informó Benito, muy orgulloso, sosteniendo en alto una vara pintada con colores brillantes—. Papá estaba usando la vara de medir, así que me hice una propia. Me parece que se ve bien.

—Bueno, está mal —indicó Celso—. Tienes que usar una vara de medir regular, ¿verdad, papá?

—Es correcto —afirmó el padre—. Una vara de medir inexacta dará las medidas incorrectas —él comparó la vara de medir que había utilizado con la que hizo Benito—. Esta vara definitivamente está mal. Lo siento, hijito, pero no puedes usar tus propias ideas para definir cuánto mide un metro —papá negó con la cabeza—. Pero no estás solo. Mucha gente hace sus propias varas de medir.

—¿En serio? —preguntó Celso—. No conozco a nadie que haya hecho su propia vara de medir, excepto Benito.

—No estaba pensando en una vara de medir de verdad. Estaba pensando en cuántos de nosotros utilizamos nuestras propias ideas para medir cuán buenos somos —explicó papá—. Podríamos esperar llegar al cielo porque creemos que las cosas buenas que hacemos son más que las malas. Pero eso sería medirnos a nosotros mismos basándonos en nuestras propias reglas, no en las reglas de Dios.

—Debemos seguir lo que Él nos dice en la Biblia, ¿verdad? —preguntó Celso.

Papá asintió.

—Y la Biblia dice que todos hemos pecados y no alcanzamos la gloria de Dios. Ninguno de nosotros da la talla ante su estándar perfecto. Por eso necesitamos perdón. Por eso necesitamos que Jesús quite nuestro pecado y nos dé Su justicia o bondad. Dios dice que solo a través de la fe en Jesús, el perfecto Hijo de Dios, podemos ser salvos y tener vida eterna.

MARY ROSE PEARSON

SOLO JESÚS DA LA TALLA

VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 3:9 (NTV)

YA NO ME APOYO EN MI PROPIA JUSTICIA, POR MEDIO DE OBEDECER LA LEY; MÁS BIEN, LLEGO A SER JUSTO POR MEDIO DE LA FE EN CRISTO.

¿Ves tu vida y consideras que no eres tan malo? No puedes usar tu propia vara de medir para entrar en el cielo. El estándar de Dios es perfección, o lo que la Biblia llama justicia. Nadie logra alcanzar esto; nadie es perfecto. Pero cuando confías en Jesús, quien murió por tus pecados y resucitó para salvarte, Él te cubre en Su justicia. ¡Confía en Jesús hoy mismo! (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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