La silla de Jesús
La tía Berenice tocó el hombro de Guille. —¿Pasa algo, sobrino?
—No realmente —contestó el niño, quien miraba fijamente su videojuego, evitando la mirada de su tía.
Tía Berenice se sentó y le quitó de las manos el juego a su sobrino. —¿Estás preocupado por tu cirugía de mañana? No hay nada de malo en tener miedo, pero deberías entregarle ese temor a Dios y permitir que Él se encargue.
—¿Cómo le entrego mis miedos a Dios? —preguntó Guille.
La tía Berenice apuntó a una pequeña silla de madera que estaba junto al armario donde guardaba la porcelana. —La he bautizado como «la silla de Jesús». Me ayuda a recordar que, debido a que confío en Jesús, Él siempre está conmigo. Cada vez que tengo miedo, me imagino que Jesús está sentado en esa silla y conversa conmigo, como mi mejor amigo.
Guille observó cómo su tía estiraba los brazos en dirección a la silla vacía.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó el niño.
—Le estoy entregando mi temor a Jesús —afirmó la tía Berenice—. Él toma todos mis problemas y los carga por mí, así que no tengo que preocuparme por ellos.
Las lágrimas comenzaron a bajar por las mejillas de Guille. —¡Pero me van a abrir el pecho y meterse en mi corazón!
—Dios creó todo, incluyendo tu corazón. Él sabe cómo arreglarlo —. La tía Berenice rodeó a su sobrino con sus brazos. —La Biblia nos dice que Dios está con nosotros dondequiera que vayamos. Él estará contigo en la sala de operaciones.
Guille se secó las lágrimas con la mano. —Qué mal que no puedo verlo.
—Pero puedes imaginar que Él está de pie junto a tu cama, así como yo me imagino que Jesús está sentado en mi sala —. La tía Berenice se puso de rodillas junto al sillón y dio unas palmaditas en el piso. —Arrodíllate conmigo, Guille. Oremos.
El sobrino se arrodilló junto a su tía e inclinó su cabeza.
—Señor, por favor, permite que Guille sienta Tu consuelo y Tu paz —oró la tía Berenice—. Guía mañana la mano del cirujano y, por favor, sana el corazón de mi sobrino. Oramos en el nombre de Jesús, amén.
Guille se levantó del suelo. —¡Jesús en verdad está en tu sala, tía Berenice! Lo sentí a mi lado, ¡casi como un abrazo!
La tía Berenice sonrió. —¡Y también estará a tu lado mañana! Aun si no puedes verlo ni sentirlo, Jesús estará ahí contigo. — BONNIE CARR
JESÚS SIEMPRE ESTÁ CONTIGO
VERSÍCULO CLAVE: JOSUÉ 1:9 (NTV)
¡SÉ FUERTE Y VALIENTE! NO TENGAS MIEDO NI TE DESANIMES, PORQUE EL SEÑOR TU DIOS ESTÁ CONTIGO DONDEQUIERA QUE VAYAS.
¿Estás afrontando una situación en tu vida que te causa temor? Tal vez sea una cirugía de corazón, una nueva escuela, una clase difícil o un recital de piano, Jesús estará contigo todo el tiempo. Él es el amigo con el que puedes hablar en cualquier momento. Entrégale a Dios tu preocupación y confía en que Él se encargará del resultado. Aunque no puedas verlo o sentirlo, Jesús está ahí, a tu lado.
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