La rosa arruinada de Juliana

Juliana sabía que tenía que apurarse, su abuela le estaba esperando. Nana la recogía después de la escuela y la niña pasaba las tardes en la casa de su abuela, leyendo y jugando con el gato. Después del trabajo, la madre de Juliana pasaba a recogerla para llevarla a casa.

Ese día, Juliana estaba preocupada por hacerle esperar a su abuela, pero valía la pena. «Nana merece un regalo por el Día del Amor y la Amistad», pensó la niña. Por eso había sacado algunas monedas de su alcancía unos días atrás, para comprar una elegante rosa para Nana. El concilio estudiantil en la escuela de Juliana organizó la venta de rosas y ella se moría por recoger la suya el Día del Amor y la Amistad y dársela a su abuela. Ahora, de camino al automóvil de Nana, con la rosa en su mano, Juliana caminó lenta y cuidadosamente para proteger a la rosa.

Pero al pensar que su abuela estaba esperándola en el carro, Juliana caminó más rápido, saltándose algunas gradas. «¡Nana va a estar muy sorprendida!». Pero entonces se tropezó y cayó al piso, botando la rosa. La niña luchó por ponerse de pie, frotó su rodilla que le dolía y, de repente, ahogó un grito.

La delicada flor se había destruido con la caída de Juliana. La niña recogió la rosa y caminó arrastrando los pies, llena de tristeza, hasta llegar al automóvil.

—¡Feliz Día del Amor y la Amistad, corazón! —exclamó Nana.

—No es tan feliz —Juliana le mostró la rosa arruinada—. Te compré esto porque quería dártelo como regalo del Día de la Amor y la Amistad, Nana, pero me tropecé y aplasté la rosa cuando me caí.

—¡Está hermosa! —contestó la abuela, tomando la flor delicadamente en sus manos.

—¿Qué? ¡Es terrible! —exclamó Juliana.

—Es un regalo de amor —respondió Nana—. Renunciaste a algo para poder dármelo. Ese me recuerda al mejor regalo de amor que conozco.

—¿A qué te refieres, Nana?

—Jesús nos demostró lo que es el amor cuando entregó Su vida por nosotros. Y cuando confiamos en Él para el perdón de nuestros pecados, Él derrama Su Espíritu de amor en nuestros corazones.

—Eso es mucho mejor que una rosa —reflexionó Juliana.

—La muerte de Jesús por nosotros declara: «Te amo». Y tú me diste la rosa para decirme que me amas. Cuando conocemos a Jesús como nuestro Salvador, podemos compartir Su amor con los demás —Nana sonrió—. Así como tú lo hiciste hoy conmigo.

ALLISON WILSON LEE

PODEMOS COMPARTIR EL AMOR DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 3:16

EN ESTO CONOCEMOS EL AMOR: EN QUE ÉL PUSO SU VIDA POR NOSOTROS. TAMBIÉN NOSOTROS DEBEMOS PONER NUESTRAS VIDAS POR LOS HERMANOS.

¿Alguna vez te has preguntado si puedes demostrar el asombroso amor de Dios? Cuando comenzamos una relación con Dios al poner nuestra fe en Jesús, Su Espíritu viene a vivir en nuestros corazones. En Su fuerza, podemos compartir Su amor con otros. Nuestro amor es imperfecto, pero el amor de Dios nunca falla. ¡Aun nuestros esfuerzos imperfectos por demostrar amor pueden apuntar a otros al amor de Jesús!

¡FELIZ DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD!
¿CON QUIÉN PUEDES COMPARTIR HOY EL AMOR DE DIOS? 
Clave de Hoy
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