La pesca del día
Lucinda ayudó a su papá a reunir el equipo de pesca y ponerlo en el automóvil. “¡Todo listo, papá! ¡Vamos!” Estaba emocionada por su primer viaje de pesca con su padre.
Mientras viajaban hacia el lago, Lucinda le contó a su papá acerca de una conversación que había tenido hace poco con una amiga. “Finalmente cobré la valentía de hablar con Nadia sobre Jesús, pero creo que no sirvió de nada. Le pregunté si quería confiar en Él y me respondió que no”.
“Bueno”, contestó papá, “quizá aprenderás algo sobre el evangelismo. Pescar y evangelizar son cosas muy parecidas”. Lucinda frunció el ceño, pero no le preguntó a su padre qué quería decir con eso.
En el lago, papá le enseñó a su hija cómo poner la carnada en el anzuelo. “Muy bien, ahora arroja el sedal, siéntate y espera”.
Lucinda hizo lo que le dijo su padre, pero en pocos minutos comenzó a desesperarse. “¿Cuánto más tengo que esperar?”, preguntó.
Papá le dio una sonrisa. “Hasta que un pez muerda el anzuelo”.
Lucinda frunció el ceño. “No sabía que se demoraba tanto para atrapar un pez”.
“A veces es así”, respondió papá. “Los peces no saltan al bote. Hacemos todo lo que podemos para que muerdan el anzuelo. Pones la carnada en el gancho y luego esperas pacientemente, a veces por mucho tiempo. Cuando uno de los peces lo muerde, finalmente puedes halar el sedal y, si te va bien, atraparás al pez”. Papá sonrió. “Te dijo que evangelizar y pescar eran cosas muy parecidas. ¿Ahora ves por qué?”
“Bueno, para atrapar a los peces, ponemos la carnada en el anzuelo y esperamos pacientemente”, explicó Lucinda. “He sido amiga de Nadie por un tiempo y le he hablado de Jesús, pero quizá haya algo más que pueda hacer para que muestre interés. Por ejemplo… podría invitarla a la escuela bíblica de vacaciones en el verano. Creo que le gustará. Y luego, supongo que debo tener paciencia”.
“Exactamente”, indicó su padre. “Mientras esperas, sigue siendo amiga de Nadia y pídele a Jesús que cambie su corazón. A lo mejor Él te permitirá halar el sedal uno de estos días”. Papá sonrió. “Ahora, ¿no crees que esa sería la pesca del día?” — RUTH I. JAY
COMPARTE EL EVANGELIO CON PACIENCIA
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 4:19 (NTV)
JESÚS LOS LLAMÓ: VENGAN, SÍGANME, ¡Y YO LES ENSEÑARÉ CÓMO PESCAR PERSONAS!.
¿Has compartido el evangelio con alguien, hablándole de Jesús? ¿Sentiste decepción porque esa persona no confió en Él enseguida? A veces, llevar a alguien a Jesús requiere de mucha paciencia, persistencia y oración. Sigue siendo un buen amigo de esa persona y ora por ella, haciendo todo lo posible para mostrarle el gozo que viene por conocer a Jesús. Sigue dando testimonio y esperando que Dios actúe.
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