El jabón y el evangelio

“Mi papá es programador de computadoras”, César les contó a sus amigos.  “Es muy inteligente y también gana mucho dinero”.

“Bueno, mi papá es ingeniero civil”, dijo Luis, metiéndose en la conversación.  “¡Se necesita muchas habilidades para hacer ese trabajo!”  El niño miró a Jonás, el nuevo estudiante.  “¿Qué hace tu papá?”

“Es pastor”, contestó Jonás.  “Tiene una iglesia en la calle de los olmos”.

“¿Pastor?”  Luis frunció el ceño.  “Parece que ha habido muchos pastores, ¿por cuánto tiempo?  ¿Unos cien años?  Entonces, ¿por qué hasta ahora no ha cambiado el mundo?”  Jonás no sabía qué decir y se alegró al ver que su papá llegaba en ese instante para recogerlo.

El niño le contó a su padre sobre la conversación que había tenido con César y Luis.  “Nunca antes había pensado en eso, papá, pero lo que dijo Luis tiene sentido.  ¿Por qué seguimos predicando cuando hay gente que lo ha hecho por tanto tiempo y muchas personas no cambian?”

Papá se quedó pensativo mientras entraba al estacionamiento de un supermercado.  “Necesitamos un poco de jabón”, explicó.  “¿Por qué no entras corriendo a comprarlo?  Estuve trabajando toda la tarde en el jardín y estoy muy sucio.  Cuando regreses, seguiremos platicando sobre lo que te dijo Luis”.

Cuando Jonás regresó con el jabón, el padre miró el envoltorio.  “¿De qué sirve esto?”, exclamó.  “Hay pasillo lleno de jabones en esa tienda y yo sigo igual de sucio”.  Papá suspiró.  “Por gusto venden jabón en las tiendas”.

Jonás miró boquiabierto a su padre.  “Todavía no te has bañado, papá.  ¡Tienes que usar el jabón para que funcione!”

Su padre encendió el automóvil y sonrió a su hijo.  “Bueno, eso desmiente la teoría de Luis, ¿verdad?  Una vez oí a un evangelista usar ese ejemplo para explicar por qué seguía predicando.  Dijo que hemos tenido jabón por mucho tiempo y las tiendas siguen vendiéndolo, a pesar de que algunas personas no lo usan y siguen sucias.  Él señaló que, al igual que el jabón, debemos aplicar el evangelio para que funcione.  Tenemos que seguir predicando el evangelio, a pesar de que muchas personas no lo creen, para que seamos limpios y justos a través de Cristo”.

Jonás sonrió.  “Bueno, entonces también seguiré predicando el evangelio.  ¡Puedo empezar mañana, contándole a Luis sobre el jabón!”  —  JESSICA DORFSMITH

NO DEJES DE COMPARTIR EL EVANGELIO

VERSÍCULO CLAVE: MARCOS 16:15

Y LES DIJO: “VAYAN POR TODO EL MUNDO Y PREDIQUEN EL EVANGELIO A TODA CRIATURA”.

¿Te has preguntado si sirve de algo contar a otros acerca de Jesús?  ¿Te desanima que las personas no parezcan interesadas en oír el evangelio?  Las tiendas no dejan de vender artículos como jabón solo porque algunas personas no lo compran.  Y los cristianos no debemos dejar de evangelizar a otros solo porque no todos deciden poner su confianza en Jesús.  Sigue predicando el evangelio y contando a otros acerca de Jesús.

Clave de Hoy
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