La pérdida
Sofía se acurrucó junto a su mamá mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas. “Mamá, ¿por qué Gomita tuvo que morir? ¡Ni siquiera la tuve tanto tiempo!”
La madre secó los ojos de su hija mientras la abrazaba. “No lo sé, Sofía. Cuidaste muy bien a tu hámster y quiero que sepas que no es por nada que hayas hecho. Los hámsteres enanos no viven mucho tiempo. Sé cuánto la amabas”.
“Era la mejor hámster del mundo”. Sofía sollozó. “Creo que nunca volveré a ser feliz. ¿Por qué Dios permitió que esto sucediera? Estoy tan triste, ¡y estoy enojada con Él!”
“Es comprensible, hijita. Es difícil perder algo que amamos tanto. Yo perdí a mi gato cuando tenía más o menos tu edad y recuerdo que lloré muchos días. Tienes un gran corazón para los animalitos de Dios y haces una excelente labor al cuidarlos. ¿Has tratado de orar?”
Sofía miró a su madre. “Tú oraste por mí hace un rato, ¿te acuerdas?”
Mamá sonrió. “Sí, pero me preguntaba si has hablado con Jesús sobre tus sentimientos por ti misma. Él es lo suficientemente grande como para manejar nuestro enojo, tristeza y dolor. Jesús sabe cómo te sientes porque Él mismo experimentó esas cosas cuando vino a la tierra a morir por nuestros pecados. Podemos ser honestas con Él. La Biblia nos dice que Dios ve nuestros problemas y se interesa por nuestro dolor. El Salmo 10:17 dice: ‘Oh Señor, Tú has oído el deseo de los humildes; Tú fortalecerás su corazón e inclinarás Tu oído’”.
Sofía suspiró. “Mamá, ¿crees que Gomita esté en el cielo?”
La madre abrazó a su hija. “No lo sé, pero ¿recuerdas lo que dijo Jesús sobre los gorriones en Mateo 10?”
“¿Te refieres a cómo ningún gorrión cae al suelo sin que Dios se dé cuenta?”
“¡Exacto! A Dios le importan los animales, incluso el gorrión más pequeño. Y si eso es verdad, ¡piensa en cuánto más le importamos nosotras! Si Dios envió a su único Hijo a morir por nosotras, podemos confiar en que Él estará a nuestro lado cuando estemos sufriendo. Además, sabemos que algún día Él limpiará cada lágrima de nuestros ojos y arreglará todas las cosas”.
“Gracias, mamá”, expresó Sofía al ponerse de pie. “Voy a conversar con Jesús”. — SAVANNAH COLEMAN
A DIOS LE IMPORTA NUESTRA TRISTEZA
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 8:32
EL QUE NO NEGÓ NI A SU PROPIO HIJO, SINO QUE LO ENTREGÓ POR TODOS NOSOTROS, ¿CÓMO NO NOS DARÁ TAMBIÉN JUNTO CON ÉL TODAS LAS COSAS?
¿Alguna vez has perdido a un amigo peludo o alguna mascota que amabas y cuidabas? La pérdida es algo difícil y puede que te tome tiempo lidiar con la tristeza. Siempre habrá dolor, problemas y muerte hasta el día en que Jesús limpie todas las lágrimas de nuestros ojos. Mientras tanto, podemos llevar nuestro dolor, enojo y pérdida a Sus pies con confianza. Jesús escucha nuestro llanto y promete que nos cuidará en medio de la tristeza.
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