La página en blanco de Bianca

Bianca puso su lápiz a un lado.  El papel estaba en blanco, excepto por un par de garabatos.  La niña suspiró.  Le parecía que el martes fue semanas atrás.  Fue el día que hizo algo que nunca creyó que haría.  Bianca tomó el papel y lo miró otra vez.  “Es como mi vida”, pensó.  “Los garabatos arruinan una página que alguna vez fue pura”.  No podía soportar mirarla.  La metió en su mochila y dejó atrás la bandeja con su almuerzo.

A pesar de que había insistido en sentarse sola para almorzar, Bianca no pasaba desapercibida.  Dino había sido su mejor amigo desde el primer grado.  Cuando vio que Bianca huía, le pidió a Rosa que la siguiera mientras él recogía las bandejas del almuerzo.  Rosa la siguió hasta su aula.  “¿Qué está pasando?”

Bianca torció los ojos. 

Rosa la esperó.  “Hoy quería volver a darte tu espacio, pero estoy preocupada por ti”.

Dino entró en el aula.  “¿Me dejas ver lo que estabas dibujando?”, preguntó.

Bianca sacó el papel de su mochila de mala gana.  Dino se sorprendió al ver que su artística amiga solo había dibujado garabatos en la página.  No dijo nada, pero se sentó junto a ella.

“No sé qué anda mal conmigo”, confesó Bianca.  “Siempre había podido dibujar antes.  Ahora todo lo que hago parece basura”.

“Eres la mejor artista que conozco”, afirmó Rosa.  “Solo estás pasando por una semana difícil”.

“Ustedes no saben lo que hice”, murmuró Bianca antes de tirar la página al piso.  “Es tan malo que no puedo contárselo a nadie”.

Después de la clase, Dino pegó un pedazo de papel en el casillero de Bianca.  Había dibujado un pequeño punto en él.  “¿Qué ves ahí?”, preguntó.

“Es un triste intento de círculo”, respondió Bianca.

“Yo veo un pedazo de papel”, insistió Dino.  “Sin importar lo que haya ahí, sigue siendo un papel.  Y tú todavía eres cristiana.  No sé qué fue lo que hiciste, pero Jesús puede manejarlo.  Él está listo para perdonarte.  Solo pídeselo.  El Señor puede sacar algo hermoso de tus garabatos”.

El lunes, Bianca le entregó un dibujo a Dino.  “La luz y las sombras están espectaculares”, comentó el amigo y luego la miró.  “Aquí hay cinta adhesiva”.

Bianca sonrió.  “Quería recordar que Jesús siempre me perdona.  Gracias por hacerme acuerdo de eso”.  —  BECKY ELIE

JESÚS PERDONA

VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 1:9

SI CONFESAMOS NUESTROS PECADOS, ÉL ES FIEL Y JUSTO PARA PERDONARNOS LOS PECADOS Y PARA LIMPIARNOS DE TODA MALDAD.

¿Sientes que hiciste algo tan malo que no puedes hablar de eso?  Si has pecado, confiésalo delante de Jesús.  No importa lo que hayas hecho, ¡Él está listo para perdonarte!  Cristo vivió una vida perfecta, murió en la cruz y resucitó para salvar a los pecadores.  Su gracia es suficiente para ti.  Si todavía te sientes triste por lo que hiciste, pídele a Jesús que te dé la valentía de hablar de eso con uno de tus padres, un pastor o un consejero.

Clave de Hoy
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