La masa que leuda
—¡Estoy listo para hacer pan! —comentó Catalina mientras se ponía su delantal.
Su madre sacó la harina de la repisa de arriba, después tomó azúcar, un paquete de levadura y sal.
—Necesitamos huevos, mantequilla y leche.
Catalina cargó estos ingredientes del refrigerador a la mesa de la cocina, donde su madre ya había puesto un tazón, la taza de medidas y una batidora eléctrica. Después de medir la harina y de echarla en el tazón, Catalina abrió los paquetes de levadura y la esparció encima de la harina.
—La levadura se ve como semillitas —observó.
—La levadura es un microorganismo unicelular, un tipo de hongo —explicó mamá mientras mezclaba la leche, el azúcar, la mantequilla y la sal en una olla, sobre la estufa. Su madre era maestra de ciencias. Ella sabía ese tipo de cosas.
Cuando el líquido estuvo en la temperatura correcta, ellos agregaron la harina, junto con los huevos, y mezclaron todo con la batidora. Después agregaron más harina, mezclándola hasta que quedó demasiado espesa como para batirla. Entonces tocaba la parte que a Catalina más le gustaba: amasar. La niña hundió sus manos en la masa pegajosa, la aplastó en varias direcciones, presionando, doblando, hasta que la masa quedó suave y un poquito elástica. Ella puso la masa en un molde engrasado y lo cubrió con una toalla.
Madre e hija jugaron un juego de cartas en la mesa de la cocina mientras esperaban que leudara la masa.
—¿Recuerdas lo que el pastor Tello dijo el domingo? —le preguntó mamá a Catalina.
—Dijo que el evangelio, es decir, las Buenas Nuevas de que Jesús vino para salvarnos y llevarnos al Reino de Dios, es como la levadura.
Mamá asintió.
—Cuando la gente habla a los demás sobre Jesús y deja que Su amor se vea en sus vidas, las Buenas Nuevas se extienden como la levadura se extiende en toda la masa, cambiando los corazones de las personas. Después de un tiempo, puedes ver un cambio en cómo las personas de la comunidad se tratan unas a otras.
—Hablando de cambios… —Catalina sacó la toalla del tazón donde estaba la masa—. Mira.
¡La masa había duplicado su tamaño! Catalina la aplastó para soltar el aire, partió la masa en pedazos, la dejó leudar otra vez y horneó el pan.
—Qué delicia… —señaló Catalina mientras mordía una rebanada de pan con mantequilla—. ¡Está perfecto!
Mamá sonrió.
—¡Tal como será el mundo cuando todos escuchen las Buenas Nuevas y Jesús regrese!
BONNIE CARR
HABLA SOBRE JESÚS A LOS DEMÁS
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 13:33
EL REINO DE LOS CIELOS ES SEMEJANTE A LA LEVADURA QUE UNA MUJER TOMÓ Y ESCONDIÓ EN TRES MEDIDAS DE HARINA HASTA QUE TODO QUEDÓ FERMENTADO.
¿Alguna vez piensas en cómo las cosas pequeñas, como pedirle a un amigo que vaya contigo a la iglesia, pueden lograr cambios grandes? Un poquito de levadura hace que la masa duplique o triplique su tamaño. Una pequeña semilla puede crecer y convertirse en un árbol enorme. Una pequeña conversación sobre Jesús puede cambiar la vida de una persona. Comparte las Buenas Nuevas de Jesús con los demás y observa cómo Él cambia los corazones de las personas mientras hace que Su Reino crezca.
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