La luz de noche
Nora suspiró. «Todos están haciendo algo», pensó mientras escuchaba la conversación en la mesa. «Todos, menos yo».
La familia había invitado al pastor Santiago a cenar, y hasta el momento todos hablaban de los eventos que su iglesia estaba organizando para alcanzar a las personas con el evangelio. La madre de Nora iba a cantar con el coro en el centro de la ciudad. Su padre estaba a cargo de un desayuno para varones y el hermano mayor de la niña se ofreció a hacer afiches para promocionar el programa infantil. Nora empezó a jugar con la comida de su plato. «Quisiera ser grande para ayudar», pensó.
En ese momento, el pastor Santiago se dirigió a Nora.
—¿Tienes amiguitos para que los invites al programa para niños? —le preguntó.
Nora asintió.
—Sí, supongo —murmuró, con el deseo de tener un trabajo real, como su mamá, su papá o su hermano.
Esa noche, cuando su madre la arropó antes de dormir, Nora compartió sus pensamientos.
—Hija —indicó mamá—, invitar a tus amiguitos y orar por ellos es un trabajo real. Es tan importante como lo que estamos haciendo los demás. Pero la niña no estaba convencida—. ¿Recibes suficiente luz en tu habitación de tu luz de noche? ¿O quieres que deje encendida la luz de arriba? —preguntó la madre antes de salir de la habitación—. O, si quieres, puedo traer una de las lámparas de la sala. ¿Te gustaría?
—¡No! —exclamó Nora, sorprendida—. Tendría demasiada luz y no podría dormir. La luz de noche es perfecta.
—Entonces las lámparas grandes y las pequeñas son necesarias, ¿verdad? Y creo que son igual de importantes, ¿no lo crees?
—Sí —afirmó Nora—. Cuando me despierto por las noches, me gusta la luz de noche de la lamparita. Pero cuando leo, necesito las luces más grandes.
Mamá asintió.
—Simplemente tienen propósitos diferentes, y lo mismo sucede con las personas y con las tareas que se deben realizar. Todas son necesarias; las grandes y las pequeñas son igual de importantes. Todas ayudan a que más personas conozcan de Jesús. Y ya que Lo conoces como tu Salvador, puedes ser una luz para el Señor con cualquier tarea que Él te dé.
Nora pensó en esas palabras.
—Está bien. Invitaré a mis amigos al programa para niños —ella sonrió—. Seré la luz de noche para Jesús.
HAZEL W. MARETT
TUS TAREAS SON IMPORTANTES
VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 16:10
EL QUE ES FIEL EN LO MUY POCO, ES FIEL TAMBIÉN EN LO MUCHO.
¿Eres demasiado joven para predicar? ¿Para organizar reuniones? ¿Para preparar la cena? Eso está bien. Algún día, es probable que el Señor te pida que hagas esas cosas. Pero, por ahora, quizá eres tú, no tus padres ni tu pastor, quien puede hacerse amigo del niño nuevo en la escuela, orar por tus maestros o invitarles a tus compañeros de clase a la iglesia. En cualquier cosa que Dios te pida que hagas, ten la buena voluntad de cumplirla. Sé una luz para Jesús.
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