La lección en un día de viento

Tina y América estaban acostadas en una enorme sábana de cuadros blancos y negros que la madre de Tina había puesto en el pasto para ellas. Acababan de terminarse sus sándwiches de mantequilla de maní.

—Mira esa nube —dijo América, apuntando al cielo azul—. Parece un pájaro enorme que vuela hacia tras.

Tina rio.

—Y mira esa otra —declaró, apuntando a otra nube—. Parece una sandía gigante con un sombrero.

Sin embargo, hacía mucho viento y las nubes avanzaron rápidamente por el cielo hasta desaparecer.

—Hoy sí que hace viento —comentó América mientras se quitaba su cabello castaño brillante de los ojos—. Esto me hace pensar en algo que aprendimos la semana pasada en nuestra clase de escuela dominical.

—¿En qué? —preguntó Tina.

—La señorita Herrera nos habló del Espíritu Santo, que es como el viento. No podemos verlo, pero está ahí. Cuando Jesús regresó al cielo, Dios nos envió el Espíritu Santo para estar con todos los que confían en Él.

—Sé sobre Jesús —admitió Tina—. Pero cuéntame del Espíritu Santo.

—Bueno, no es fácil entenderlo —explicó América—, pero Dios es un Dios trino. Eso significa que Dios es tres Personas, pero un solo Dios: Dios Padre, Dios Hijo, que es Jesús, y Dios Espíritu Santo. Tres en uno.

—¿El Espíritu Santo nos ayuda como lo haría Jesús?

—Sí —contestó América—. La señorita Herrera dijo que el Espíritu Santo nos guía y nos enseña. Además, es un consolador. Nos ayuda cuando pasamos por cosas difíciles o cuando estamos tristes.

—Es bueno saberlo —señaló Tina.

—También nos ayuda a tener fruto en nuestras vidas —agregó América.

—¿Fruto? —Tina se veía sorprendida—. ¿A qué te refieres?

—No es como las frutas que comemos —indicó América—. Se trata del fruto espiritual. La señorita Herrera dijo que el fruto que produce el Espíritu Santo en nuestras vidas son cosas como la fe, el amor, la bondad que demuestran a los demás que pertenecemos a Jesús.

—Ese parece un buen fruto —opinó Tina—. ¡Guau, hoy aprendí mucho en nuestra sábana!” —la niña levantó la mirada nuevamente y apuntó a las nubes—. ¡Oh, mira, una oruga gordita que persigue un globo!

Ambas niñas rieron.

SHARON ROBERTS

EL ESPÍRITU SANTO HACE CRECER BUEN FRUTO EN NUESTRAS VIDAS

VERSÍCULO CLAVE: GÁLATAS 5:22-23

EL FRUTO DEL ESPÍRITU ES AMOR, GOZO, PAZ, PACIENCIA, BENIGNIDAD, BONDAD, FIDELIDAD, MANSEDUMBRE, DOMINIO PROPIO.

¿Qué tipo de fruto se produce en tu vida? Así como las bananas y las manzanas son buenas para tu cuerpo, el fruto del Espíritu muestra la bondad de Dios en tu corazón y en tu mente. El Espíritu Santo te ayuda a producir cosas como paciencia, bondad y amor en ti, para que los demás puedan ver la buena obra que Él está haciendo en tu vida. Confía en que el Señor hará crecer Su buen fruto en ti y te hará más como Jesús.

Clave de Hoy
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