La hora del desayuno
“Quisiera no tener el devocional familiar todos los días, después del desayuno”, pensó Julieta. Especialmente habría querido no tenerlo los días que se atrasaba en bajar y le tocaba esperar a después del devocional para desayunar… y eso sucedía con mucha frecuencia. Un día, cuando iba tarde, decidió preguntar al respecto. “¿Por qué tenemos que hacer esto todos los días, sin falta, incluso cuando estoy muy ocupada?”, preguntó cuando su padre terminó de orar.
En lugar de responder a su pregunta enseguida, papá tomó la caja del cereal y se la entregó. Antes que ella lo agarrara, él se la quitó. “Oh… tal vez no quieras tu desayuno hoy”, le dijo.
“¡Por supuesto que sí!”, exclamó Julieta. “¡Estoy muriendo del hambre!”
“Ya veo”. Su padre le entregó el cereal. “Bueno, pero supongo que no comerás hoy tu almuerzo, ¿verdad?”
Julieta lo miró, sorprendida. “¿Y por qué no? Tú sabes que siempre llevo mi almuerzo a la escuela o como en la cafetería”.
“Oh, claro. ¿Y qué me dices de la cena?”, preguntó papá. “¿Está en tus planes cenar en este día?”
“¡Papá!” Julieta estaba empezando a perder la paciencia. “¿Por qué me haces todas esas preguntas? Tú sabes que siempre como los tres tiempos, incluyendo la cena”.
“Sí, siempre lo has hecho así en el pasado”, afirmó el padre, “pero ¿no crees que sería una buena idea dejar de comer esos días en que estás ocupada?”
“¿Dejar de comer?”, repitió Julieta mientras echaba leche en su cereal. “Cuando estoy ocupada necesito comer aún más que cuando no tengo mucho por hacer. Nos enseñaron sobre eso en la clase de salud. Entonces, ¿por qué…?” De repente, se calló. “Oh”, murmuró. “Estás tratando de decirme que también necesito mi tiempo de devocional en los días ocupados, ¿cierto?”
“Sí”, respondió papá con una sonrisa. “Quizá sea incluso más importante en los días que estás ocupada. Pasar tiempo con Jesús y leer Su Palabra es como recibir alimento espiritual. Necesitamos que Dios nos nutra con Su amor y gracia cada día. ¿Estás de acuerdo?”
Julieta asintió mientras untaba mantequilla en una tostada. “Mañana bajaré a tiempo para el devocional”, prometió antes de morder un bocado. — RUTH I. JAY
PASA TIEMPO CON JESÚS CADA DÍA
VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 4:4
JESÚS LE RESPONDIÓ: «ESCRITO ESTÁ: “NO SOLO DE PAN VIVIRÁ EL HOMBRE”».
¿Dejas de comer cuando estás ocupado? Probablemente no… necesitas comer para conservar tu fuerza y energía. ¿Qué sucede con el alimento para tu alma? Jesús nos ofrece comida espiritual en Su Palabra, la Biblia. Cuando pasamos tiempo leyendo lo que Él nos dice y conversando con Él, Jesús nos alimenta y nos recuerda de Su amor. Busca una hora que sea buena para ti y pasa tiempo con Él cada día.
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