La disciplina es amor
Estela miraba fijamente por la ventana de la cocina y suspiró.
—Es un día tan lindo como para estar atrapada aquí —se quejó.
Mamá le entregó otro plato para que lo secara.
—Debiste haberlo pensado ayer, cuando decidiste llegar a casa una hora más tarde y te rehusaste a contestar mis mensajes.
Estela siguió mirando por la ventana, haciendo un puchero. Sus vecinos estaban amarrando a su gran danés.
—Pobre Sansón —comentó Estela—. Lo acaban de atar con la cadena. Hoy también es un prisionero… igual que no.
Su madre miró por la ventana y vio que el gran perro halaba su cadena, tratando de soltarse.
—En verdad no le gusta esa cadena.
Estela hizo una mueca.
—Probablemente esté enojado por eso —dijo mientras tomaba otro plato para secarlo—. ¿Por qué los Terán son tan crueles con él?
—No son crueles, hija —aseguró mamá—. De hecho, le están demostrando amor al amarrarlo.
Estela levantó sus cejas.
—¡Amor! No sé cómo puedes decir que eso es amor.
—Ayer, mientras estaba caminando de un lado a otro en el porche, esperándote, Sansón salió corriendo a la calle y casi lo atropella un camión —explicó su madre—. Los Terán vieron lo que pasó, y le dijeron que iban a mantenerlo encadenado hasta que instalen una nueva cerca. Quieren que esté a salvo.
Estela abrió los ojos, sorprendida.
—¡Guau! Entonces me alegra que esté amarrado.
—A mí también —afirmó mamá—. La libertad de Sansón le fue quitada porque sus dueños se preocupan por él —ella miró a su hija—. En las familias, también los privilegios a veces son quitados por amor.
—Te refieres a mis privilegios, ¿verdad? —preguntó Estela.
Mamá asintió.
—Estás castigada hoy porque te amo. Quiero que te des cuenta de cómo tus acciones pueden hacer que se sientan otras personas. Ayer estaba realmente preocupada cuando llegaste tarde y no sabía dónde estabas —ella puso una mano en el hombro de Estela—. Recuerda que Dios también te ama. La Biblia dice que Él disciplina a Sus hijos para que crezcamos y seamos más como Jesús. Para las chicas de tu edad, la disciplina de Dios a menudo viene a través de tus padres, que te ayudan a darse cuenta de cómo tus acciones afectan a otros.
Estela sonrió a su madre.
—Todavía no me gusta estar castigada, pero me alegra que me ames tanto. Perdóname por desobedecer. Tengo que darle gracias a Sansón por enseñarme una lección en este día.
SUZANNE DALY
ACEPTA LA DISCIPLINA
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 12:11 (NTV)
NINGUNA DISCIPLINA RESULTA AGRADABLE A LA HORA DE RECIBIRLA. AL CONTRARIO, ¡ES DOLOROSA! PERO DESPUÉS, PRODUCE LA APACIBLE COSECHA DE UNA VIDA RECTA PARA LOS QUE HAN SIDO ENTRENADOS POR ELLA.
¿Cómo te sientes cuando tus padres te disciplinan? ¿Eso te hace sentir no amado? No debería ser así. Corregir tu comportamiento es una señal de que te aman y se preocupan por ti. De hecho, Dios también disciplina a Sus hijos para que crezcan y sean más como Jesús. La próxima vez que seas disciplinado, acéptalo como una prueba de que eres amado y permite que te enseñe a amar mejor a los demás.
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