La casa de ladrillos (Parte 2)

—Llegaron los ladrillos para esa casa en la que estoy trabajando, hijo —le contó su padre—. Ahora mismo voy para allá. ¿Quieres venir conmigo?

—Bueno —dijo Guillermo, y pronto llegaron al sitio de la construcción—. ¡Guau! ¡Qué cantidad de ladrillos! —exclamó el niño—. Supongo que eso significa que tienes mucho trabajo por hacer, ¿verdad?

Papá rio.

—Sí, así es —él le sonrió a su hijo—. El otro día hablamos de construir nuestra casa de la vida. ¿Sabías que también tienes ladrillos para trabajar? ¿Sabías que tienes ladrillos para construir la casa de tu vida?

—¿De veras? Sé que no estás hablando de ladrillos como los que están apilados aquí, pero ¿a qué te refieres?

—Todos tus pensamientos, palabras y acciones son ladrillos con los que construyes día a día —explicó papá—. Seguirás construyendo con estas cosas mientras vivas —él señaló la montaña de ladrillos—. Siempre hay ladrillos rotos o cuarteados entre los buenos. Cuando me encuentro con uno de ellos, lo echo fuera. Quiero que esta sea una casa hermosa y fuerte cuando termine. Y cuando encuentras ladrillos que son malas decisiones para la casa de tu vida, es decir, pensamientos, palabras o acciones que no son amorosos, tienes que echarlos fuera también y solo usar los que son aptos para la casa que estás construyendo. Recuerda que, ya que pusiste tu confianza en Jesús, Él es el fundamento de tu casa. Él te ayudará a elegir buenos ladrillos para que los demás puedan ver que estás construyendo tu vida sobre Él.

—Pero ¿qué hago con los ladrillos rotos? —preguntó Guillermo—. ¿Cómo los echo fuera?

—Cada vez que pensemos, digamos o hagamos cosas que no encajan con nuestra identidad como hijos de Dios, debemos confesárselo a Jesús —declaró papá—. Él nos perdona y nos ayuda a reemplazar esos ladrillos rotos con los buenos que reflejan Su amor.

—¿Los buenos ladrillos son el ser amable y ayudar a otros? —preguntó el niño.

—Correcto —afirmó su padre mientras caminaban hacia el automóvil—. Y hacer cosas que nos ayudan a crecer en nuestra relación con Jesús también es como poner ladrillos firmes en la casa de nuestra vida, cosas como la oración y conocer mejor al Señor al leer la Biblia.

—En verdad quiero construir una buena casa de vida —aseguró Guillermo—. Por eso voy a confiar en Jesús para que me ayude a hacerlo sabiamente.

MARY ROSE PEARSON

CONSTRUYE SABIAMENTE LA CASA DE TU VIDA

VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 3:10 (PDT)

CADA UNO DEBE TENER CUIDADO DE CÓMO CONSTRUYE.

¿Qué clase de casa estás construyendo en tu vida? Si construyes sobre Jesús como tu fundamento, es decir, si confías en Él como tu Salvador, quieres que tu casa lo refleje. Cada cosa que pienses, digas o hagas es como un ladrillo que se convierte en parte de la casa de tu vida. Si un pensamiento no amoroso viene a tu mente, o si dices o haces algo hiriente, confiésalo a Jesús y échalo fuera. Confía en que Dios te ayudará a elegir ladrillos que demuestren a los demás que estás construyendo tu vida sobre la Roca que es Jesús.

Clave de Hoy
0 replies

Leave a Reply

Want to join the discussion?
Feel free to contribute!

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *