La botella de salsa de tomate
“Todavía no sé por qué tuvimos que mudarnos”, se quejó Genoveva con su hermano mientras caminaban a su casa, al salir de la escuela.
“Bueno, este lugar no me parece tan malo”, respondió Luis. “Los niños en nuestra nueva escuela son muy agradables”.
Genoveva puso mala cara. “No me parece. Un niño se tropezó conmigo en el recreó y me echó leche en mi blusa. Me dejó una mancha. ¡Le dije lo que pienso de él!”
Al doblar una esquina, Luis pisó un charco y salpicó agua a su herma.
“¡Oye! ¡Mira lo que acabas de hacer!”, gritó Genoveva, señalando unas gotitas de lodo en su pantalón.
“Lo siento”, expresó Luis. “No me di cuenta de que ahí había un charco”.
“¡No te creo, mentiroso!”, dijo su hermana, enojada, antes de apresurarse para no caminar a su lado.
El mal humor de Genoveva continuó durante la cena. Se quejó por lo sucedido con el lodo y la leche. Luego miró su plato. “¡Oh, guácala! Puse salsa de tomate en mi jamón. Quería usar mostaza”. La niña suspiró. “El sabor de esto será tan terrible como esa cosa que nos dieron hoy en la cafetería de la escuela. Las comidas de nuestra anterior escuela eran mucho mejores”.
“Ya hemos oído suficientes quejas, Genoveva”, indicó su madre. “Habernos mudado no ha sido fácil para ninguno de nosotros, pero eres la única que se la pasa refunfuñando continuamente”.
“Hija, ¿qué sale cuando aprietas la botella de salsa de tomate?”, preguntó papá mientras la sostenía.
“Salsa de tomate, por supuesto”, contestó Génesis.
“¿Y qué sale cuando aprietas la botella de mostaza?”, preguntó el padre.
Genoveva torció los ojos. “¡Mostaza, papá!”
Su padre asintió y puso los frascos de mostaza y salsa de tomate encima de la mesa, frente a su plato. “Lo que hay adentro es lo que sale. Toda nuestra familia fue apretada con esta mudanza. La forma en que reaccionamos dice mucho sobre nuestra relación con Jesús y cómo confiamos en Él en situaciones difíciles. La Biblia dice que de la abundancia del corazón habla la boca. Nuestras palabras y actitudes muestran lo que hay adentro de nuestros corazones, ya sea paciencia y bondad, o enojo y amargura”.
Genoveva quedó mirando su plato mientras meditaba en las palabras de su padre.
“Mañana será otro día”, afirmó mamá. “Recordemos todos que Jesús promete que siempre estará con nosotros y usará todo lo que suceda en nuestras vidas para el bien. Entonces confiemos en que Él nos ayudará con esta mudanza tan difícil”. — HOLLY F. CEPEDA
LAS PALABRAS DEMUESTRAN LO QUE HAY EN TU CORAZÓN
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 12:34
DE LA ABUNDANCIA DEL CORAZÓN HABLA LA BOCA.
¿Qué sale de tu boca si te aprieta algo que no te gusta? Lo que dices muestra lo que hay en tu corazón. ¿Está lleno tu corazón con el amor por Dios y hacia los demás? ¿O tiene abundancia de egoísmo y amargura? Conversa con Jesús sobre eso. Busca Su ayuda. Pídele que cambie tu corazón y actitud, para que salgan palabras buenas de tu boca.
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