Hora de comer

“¿Hay más papas?”, preguntó Leví mientras cenaba con su familia.  “¿Y quizá otro pan?”

Su madre rio mientras le pasaba las patatas.  “¡Comiste un refrigerio hace solo una hora!”, le recordó.  “¡Con razón estás creciendo tanto que tu ropa ya no te queda!”

Leví se encogió de hombros.  “¡Lo único que sé es que tengo mucha hambre!”, dijo amontonando las papas en su plato.

El domingo, el pastor Tomás habló a la clase de Leví sobre su tema favorito: ¡la comida!

“¿Cuántas horas hay entre el desayuno y el almuerzo?”, preguntó el pastor Tomás.  “¿Y entre el almuerzo y la cena?”

“Como cinco o seis”, contestó una de las niñas.

“¿Y cuántas horas hay desde la hora de la cena hasta que vuelven a tomar el desayuno?”, preguntó el pastor Tomás.

“Demasiadas”, respondió Leví.  Todos rieron.

“No nos gusta pasar mucho tiempo sin comida”, aseguró el pastor Tomás.  “Pero ¿con cuánta frecuencia nos alimentamos espiritualmente?”

Leví se alegró de no tener que responder a esa pregunta en voz alta.  Ni siquiera se le ocurría saltarse una sola comida, pero últimamente no había sido muy fiel para alimentarse espiritualmente.  A veces pasaba toda la semana sin abrir su Biblia o sin pensar en Dios.

“Si se saltan sus comidas, sienten hambre”, indicó el pastor Tomás, “y si no ‘comen’ regularmente de la Palabra de Dios y pasan tiempo con Jesús, sentirán hambre, espiritualmente. 

Leví recordó que su mamá le había dicho que está creciendo muy rápido, que ni siquiera le quedaba su ropa.  Bajó la mirada y vio cómo sus pantalones no le cubrían los tobillos.  Su madre tenía razón.  Había crecido tres centímetros y necesitaba ropa nueva.  Se preguntaba si alguien diría que él estaba creciendo rápido espiritualmente.  Probablemente no. 

“Lean algunos versículos de la Biblia todos los días”, les rogó el pastor Tomás a los niños, “e inviertan tiempo para hablar con Jesús, pidiéndole que les ayude a entender lo que leen en Su Palabra y a ponerlo en práctica”.  El pastor Tomás sostuvo en alto su Biblia.  “Así como es importante cuidar del cuerpo que Dios nos dio, también es importante que atendamos bien nuestras necesidades espirituales.  Alimenten su fe al pasar tiempo con Jesús para conocerlo mejor”.  — RUTH I. JAY

ALIMENTA TU VIDA ESPIRITUAL

VERSÍCULO CLAVE: . 1 PEDRO 2:2

DESEEN COMO NIÑOS RECIÉN NACIDOS, LA LECHE PURA DE LA PALABRA, PARA QUE POR ELLA CREZCAN PARA SALVACIÓN.

¿Te alimentas con comida todos los días?  ¿También “comes” de la Palabra de Dios?  Necesitas alimento para tu salud tanto física como espiritual.  Trata de leer al menos unos pocos versículos cada día.  Luego medita en ellos y pídele a Dios que te ayude a entender lo que Él te está diciendo.  Pasa tiempo con Jesús todos los días y confía en que Él te ayudará a crecer.

Clave de Hoy
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