Hojas de cambio

—Voy a correr y saltar en las hojas, papi. ¿Me estás mirando? —preguntó Melba.

Su padre sostuvo el rastrillo y sonrió a su hija.

—Claro que sí, corazón. Hazlo.

Melba sonrió antes de empezar a correr. Cuando cayó en el montón de hojas, rio.

—¡Qué divertido! Me gusta el otoño.

Papá volvió a reunir las hojas en un montón con el rastrillo.

—A mí también me gusta el otoño, aunque quisiera que fuera más caliente. No me gusta el cambio de temperatura.

Melba puso su pie en el montón de hojas.

—Todo cambia —dijo frunciendo el ceño—. Mi mami se fue a vivir en un apartamento. La abuela vino a vivir acá. Está empezando a hacer frío. Tengo una nueva maestra porque la otra tuvo un bebé.

El padre dejó el rastrillo por un momento y se acercó a su hija.

—Lamento mucho que tu mami se haya mudado al apartamento. Todavía puedas verla cuando quieras, si me pides que te lleve. Y a la abuela no le estaba yendo bien al vivir sola. ¿No te emocionó que viniera a vivir con nosotros? Siempre te encantaba cuando ella venía de visita.

Melba se encogió de hombros.

—Sí, pero no es lo mismo. Nada es lo mismo.

—Bueno, hay una cosa que nunca cambia —aseguró papá.

—¿Nunca?

—Nunca. Jesús nunca cambia. Hay un versículo en la Biblia que dice que Él es el mismo ayer, hoy y para siempre. Él estará contigo sin importar a dónde vayas, y se quedará contigo sin importar cuántas cosas cambien. Él te ama y, debido a que confías en Él como tu Salvador, siempre estará contigo.

Melba se quedó en silencio.

—No he ido a la iglesia en mucho tiempo —admitió—. Mamá y yo veíamos programas de televisión en lugar de ir a la iglesia.

—Jesús todavía te ama, sin importar si vas a la iglesia u oras o lees tu Biblia. Él no cambia. Si quieres crecer en tu relación con el Señor y entender más sobre Él, entonces ir a la iglesia y leer la Biblia son excelentes maneras para hacerlo. Y mientras más versículos aprendas, más podrás recordarlos cuando los necesites.

—¿Podemos leer un versículo que diga que Jesús no cambia después de la cena? —preguntó Melba.

—Me parece una maravillosa idea —afirmó papá—. Ahora, ¡estos montones de hojas esperan que saltes en ellos!

KIMBERLY BROKISH

JESÚS NUNCA CAMBIA

VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 13:8 (NVI)

JESUCRISTO ES EL MISMO AYER, HOY Y POR SIEMPRE.

¿Alguna vez has sentido que todo está cambiando? ¿Te asustas cuando las cosas cambian y deseas poder volver a cómo eran las cosas antes? A pesar de que afrontarás muchos cambios en el transcurso de tu vida, Jesús nunca cambiará. Sin importar lo que pase, Él siempre estará ahí para ti, y siempre te amará. Acércate a Jesús para que Él te ayude y confía en que estará contigo en los tiempos de cambios.

Clave de Hoy
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