Hilda y la lora

Hilda soltó una risita mientras oía a la lora en el zoológico.  “¡Basta!  ¡Basta!”, chilló el ave.

“¿Por qué hace eso?”  Hilda levantó la mirada para ver a su abuelo.  “¿Por qué nos dice ‘basta’?”

“Las loras escuchan lo que la gente dice y lo copian.  No se ingenian palabras por su cuenta, solo reaccionan al mundo que las rodea”.  Los ojos del abuelo parpadearon.  “Probablemente ha oído a padres y madres gritar ‘¡basta!’ a los niños que corren por el zoológico”.

Al día siguiente, después de la escuela, Hilda se sentó con desánimo en la mesa de la cocina de su abuelo.  “Todos en la escuela tienen miedo”, comentó con un suspiro.  “Ya nadie se divierte”.

“¿Nadie?”, preguntó el anciano.  “¿Estás segura?”

“Pepe no quería jugar en el recreo.  Estaba muy ocupado hablando con Benji sobre todo lo que está pasando.  Ángel dijo que tenía ganas de jugar.  Fui a buscar a Margarita y ella conversaba con una maestra, con cara de preocupación”.  Hilda frunció el ceño.  “¿Por qué están todos asustados?”

“¿Recuerdas a la lora del zoológico?”, preguntó su abuelo.  La niña asintió.  “Las loras copian lo que oyen”, explicó el abuelo.  “Tú les dices algo una vez y ellas empiezan a repetirlo una y otra vez”.  El anciano llenó un vaso con leche y lo puso frente a su nieta.  “Las personas también pueden ser así, especialmente cuando se trata del miedo.  Si una persona está asustada y conversa con otra, esta probablemente tendrá miedo también.  En poco tiempo, todos vivirán atemorizados”.

“Es terrible que todos tengan tanto miedo”, opinó Hilda.

“Es verdad.  ¿Sabes por qué?”  El abuelo levantó una ceja tupida.  “Porque Jesús no nos llamó a vivir con temor.  Él nos salvó del pecado y de la muerte para que no tengamos más miedo.  Incluso cuando todos los que nos rodean están asustados por las cosas alarmantes que suceden en el mundo, debemos confiar en Él”.

“Entonces, ¿no debemos copiar a todos los demás como hacen las loras?”

El abuelo negó con la cabeza.  “Aun cuando sucedan cosas malas, no hay nada qué temer porque le pertenecemos a Jesús.  Podemos vivir con Su paz en nuestros corazones, en lugar de estar asustados… y, además, podemos compartir esa paz con otras personas”.

Hilda asintió.  Aunque todos a su alrededor estaban sucumbiendo ante el miedo, ella iba a confiar en Dios.  — EMILY ACKER

NO DEJES QUE EL MIEDO TE GANE

VERSÍCULO CLAVE: 2 TIMOTEO 1:7

PORQUE NO NOS HA DADO DIOS ESPÍRITU DE COBARDÍA, SINO DE PODER, DE AMOR Y DE DOMINIO PROPIO.

¿Te asustas cuando las personas que te rodean tienen miedo?  Si conoces a Jesús, no debes vivir en el temor.  Él te salvó y promete que estará contigo en los tiempos de peligro.  En lugar de remedar como loro las reacciones de otros cuando sucede algo escalofriante, ora y pídele a Dios que te llene de Su paz.  Confía en Jesús y deja que los demás vean Su paz en tu corazón.

Clave de Hoy
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