Hazlo tú mismo
Alana puso dos cojines esponjosos en una silla y se dio la vuelta para examinar su habitación.
—¡Fue tan divertido arreglar esta habitación! —indicó—. Las cortinas y el edredón que hicimos están tan lindos, y se ven bien con la nueva pintura. Aun mis viejos muebles se ven bien desde que los restauramos. Me alegra que hayamos decidido ahorrar dinero para hacerlo nosotros mismos en lugar de comprar cosas nuevas.
—Los trabajos que los haces tú mismo son duros, pero es tan satisfactorio ver lo que has logrado, ¿no crees? —comentó su madre al observar la habitación—. ¿Qué te parece si llamas a Victoria y la invitas a venir? Estoy segura de que disfrutará al ver cómo quedó tu habitación.
—Ella no querrá venir —indicó Alana—. Ya no nos hablamos.
—¿No? —mamá levantó sus cejas—. ¿Qué pasó?
—Se enojó porque no me senté con ella ayer en el almuerzo. Me hubiera ido con ella, pero Lili me pidió que comiera con ella. ¡Victoria me dijo que soy mala y ahora no me habla! —los ojos de Alana se llenaron de lágrimas—. Incluso oré por eso. Le pedí a Dios que hiciera que ella me pida perdón, pero todavía no lo ha hecho.
—A lo mejor Dios quiere que tú le pidas perdón a Victoria —sugirió su madre.
—¡Pero no hice nada malo! —exclamó la niña.
—¿Estás segura? ¿Por qué no le pediste a Victoria que se sentara contigo y con Lili? Probablemente creyó que no querías comer con ella y eso hirió sus sentimientos —mamá hizo una pausa—. Muchas veces queremos que Dios se encargue de nuestros problemas cuando hay algo que Él espera que hagamos por nosotros mismos. Una cosa que Él quiere que hagamos es ir a la persona con la que tenemos un problema, para tratar de resolverlo, incluso si no es culpa nuestra.
—Pero es tan difícil hacer eso —opinó Alana.
—Lo sé —contestó su madre—. Arreglar las diferencias con otra persona es un trabajo difícil de hacer uno mismo, pero los resultados hacen que valga la pena el esfuerzo. Y en realidad no lo harás solo, porque Jesús estará contigo. Recuerda que Él tiene amor y compasión tanto para ti como para Victoria, mientras tratan de ver las cosas desde su perspectiva.
—Está bien. Voy a conversar con ella —expresó Alana.
Unos minutos después, Victoria llegó para ver la habitación de Alana. Mamá sonrió cuando oyó decir a Alana:
— Los trabajos que los haces tú mismo son duros, pero los resultados hacen que valga la pena el esfuerzo.
BARBARA J. WESTBERG
HAZ TU PARTE PARA ARREGLAR LAS DIFERENCIAS CON OTROS
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 18:15 (NVI)
SI TU HERMANO PECA CONTRA TI, VE A SOLAS CON ÉL Y HAZLE VER SU FALTA.
¿No te llevas bien con alguien? Dios dice que deberías ir con esa persona, aun si el problema no fue culpa tuya, y hacer todo lo que puedas para renovar tu amistad. Ve con humildad, reconociendo que la falta casi siempre es de ambos. Ten la disposición de pedir perdón por tu parte en el desacuerdo. Recuerda que Jesús ama a esa persona, tanto como te ama a ti, y trata de ver las cosas desde su ángulo. No es fácil, pero valdrá la pena hacer el esfuerzo.
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