Grueso o delgado
Cuando el abuelo sacó su teléfono para mostrar algunas fotografías de su reciente viaje para pescar en el hielo, Noemí a duras penas podía creer lo que veía. “¿O sea que condujiste tu automóvil en el hielo, abuelito?”
“Sí, así fue”, contestó el abuelo. “Conduje hacia el lago y pesqué por un agujero en el hielo”.
“Pero tú dijiste que papá una vez casi pierde la vida porque confió en el hielo. Caminó en un río congelado cuando era niño y el hielo se rompió”.
El padre de Noemí sonrió. “La diferencia entre mi situación peligrosa en el río y la seguridad del abuelo en el lago era el espesor del hielo. A diferencia del río congelado ese día, el hielo del lago era muy grueso y el abuelo no corría peligro”.
“¡Es verdad!” El abuelo levantó una ceja. “¿Sabes a qué me recuerda esto?”
El papá de Noemí rio. “Conociéndote, supongo que estás pensando en algo que se enseña en la Biblia, ¿cierto?”
El abuelo soltó una carcajada. “Sí. Me recuerda a nuestra fe en Jesús. Mira, Noemí, no importa cuánta fe haya tenido tu padre en el río congelado; este no podía sostenerlo. Por otro lado, aun si yo hubiera estado nervioso y lleno de dudas, el lago congelado sí podía sostenerme. No dependía de cómo yo me sentía, era grueso y fuerte”.
“Entonces, ¿cuál es la lección?”, preguntó Noemí.
“Que nuestros sentimientos no son tan importantes; lo más importante es dónde ponemos nuestra fe”, explicó el abuelo. “Algunas personas se sienten seguras de que hacer buenas obras las llevará al cielo, pero eso es como confiar en un hielo delgado que se rompe fácilmente. Otras personas saben que son pecadores que no merecen el amor de Dios. Saben que Dios los ama, de todas maneras, y que Jesús murió para darles la salvación, así que han puesto su confianza en Él. Pero, a veces, cuando hacen algo malo, se preguntan si realmente son salvos. Jesús es como ese hielo grueso y firme. Cuando confías en Él, estás a salvo”.
“¿A pesar de que no siempre sientas que eres un buen cristiano?”, preguntó Noemí. “En ocasiones me siento así cuando he hecho algo malo. Pero Dios dice que soy cristiana porque confío en Jesús como mi Salvador y Él me perdonará por todos mis pecados, ¿verdad?”
“¡Exactamente!”, exclamó el abuelo. “Aun cuando tu fe sea débil, Jesús es fuerte. Él siempre te sostendrá y te mantendrá a salvo”. – SUSAN S. ARCAND
PON TU FE EN JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: HECHOS 16:31
CREE EN EL SEÑOR JESÚS, Y SERÁS SALVO.
¿En que estás poniendo tu fe? ¿Crees que las cosas buenas que haces te llevarán al cielo? Eso es como confiar en un hielo delgado que no te puede sostener. Dios dice que tus buenas obras no te salvarán. Jesús murió para pagar el precio por tu pecado, y solo Él puede salvarte y darte vida eterna. Pon tu fe en Él. (Si quieres saber más acerca de las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti, presiona aquí).
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