Este día y este momento
“¡Guau, mira la nieve!”, exclamó Esmeralda, de seis años de edad, mientras ella y su hermano Romeo miraban por la ventana de la sala. Juntos observaban cómo los grandes copos de nieve descendían. La mujer del pronóstico del clima dijo que habrá una tormenta de nieve, así la anticiparon toda la mañana. Esmeralda y Romeo acababan de mudarse desde el sur a un lugar más al norte y nunca habían visto una tormenta de nieve, así que no estaban seguros de qué esperar. Al mediodía, el viento aullaba y la nieve caía rápidamente; parecía caer desde otro lugar en el jardín y no desde el cielo.
Cuando su madre los llamó a almorzar, los niños seguían en la ventana. “¿Crees que la tormenta de nieve vendrá pronto?”, preguntó Esmeralda.
“Me parece que ya está aquí”, contestó mamá.
“¿En serio?” La niña brincaba de la emoción. “¡Ya está aquí! ¡Ya está aquí!”, chilló, entrando a la cocina con saltos.
Su madre rio siguiendo a su hija, junto con Romeo. “Mientras esperaban que llegara la tormenta, en realidad veían cómo sucedía y ni siquiera lo sabían”, comentó mamá. “Eso me hace pensar en el sermón de la semana pasada en la iglesia. El pastor habló de cómo los judíos esperaban que viniera el Mesías, pero cuando vino, se lo perdieron. ¿Saben cuándo ocurrió?”
“Cuando Jesús nació”, respondió Romeo.
“Correcto”, afirmó su madre. “¿Pueden pensar en otros momentos en los que ni siquiera notamos que lo que estamos esperando ya está sucediendo?”
Después de un minuto, Esmeralda habló. “Yo estoy esperando la Navidad”.
Su hermano rio. “No creo que podamos perdernos de eso”, bromeó. “Mamá, ¿qué has esperado tú sin darte cuenta de que ya estaba ocurriendo?”
“Bueno, cuando oro, a veces busco tanto la respuesta que deseo que pierdo de vista la respuesta que Dios envía”, indicó la madre.
“Creo que eso nos pasa a todos, ¿verdad?’, opinó Romeo.
Mamá asintió. “No deberíamos ocuparnos tanto en esperar algo como para olvidarnos de notar lo que está ocurriendo hoy. Disfrutemos cada día que Dios nos da, en lugar de simplemente esperar para disfrutar algo que creemos que vendrá en el futuro”.
“Esa es una buena idea”, aseguró Romeo. “¡Podemos empezar a disfrutar nuestro almuerzo!” — NITA M. SMILEY
DISFRUTA CADA DÍA QUE DIOS TE DA
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 118:24
ESTE ES EL DÍA QUE EL SEÑOR HA HECHO; REGOCIJÉMONOS Y ALEGRÉMONOS EN ÉL.
¿Te parece que constantemente esperas que algo especial suceda? Dios te ha dado este día y este momento. ¡Dale las gracias y disfrútalo! Cada noche, cuando reflexiones en lo que sucedió ese día, piensa en lo que Dios te permitió hacer. ¿Te divertiste? ¿Aprendiste algo nuevo? ¿Creciste en tu relación con Jesús? Disfruta cada día y cada minuto que Dios te da.
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