Eres el jefe

“Bueno, familia, ¿cómo les fue a todos hoy?”, preguntó mamá, mientras les pasaba el pollo.

“Fue un poquito frustrante”, contestó el papá.  “A Jaime Heredia no le gustó mi propuesta, pero ahora es el jefe.  Tengo que hacer lo que él diga, así que debemos empezar el proyecto desde cero”. Volviéndose a Estela, preguntó: “¿Cómo estuvo tu día?”

Estela se encogió de hombros, mientras jugaba con la comida que estaba en el plato.  “Me fue bien”.  Y cambió el tema rápidamente.

Después de la cena, Estela estaba muy callada mientras ayudaba a su madre a limpiar la cocina.  “Mamá…”  Estela vaciló y luego volvió a comenzar.  “Mamá, Catalina dijo algo que me preocupa.  Me pidió que no contara a nadie, pero creo que alguien debería saber”.

“Bueno, si sientes que necesitas hablar de eso, estoy aquí para ayudarte”, aseguró su madre.

“Catalina me dijo que…  bueno, que un niño en su escuela a veces la toca de cierta manera y en… en lugares donde ella no quiere que la toquen.  Ella no sabe qué hacer”.   La voz de Estela se quebró y las lágrimas se amontonaron en sus ojos.  “Espero que no se enoje conmigo por contarte”.

“Estuvo bien que me hayas contado.  Eso era lo correcto”, indicó mamá, abrazando a su hija.  “Esto es grave, Estela, y Catalina necesita nuestra ayuda.  Voy a ponerme en contacto con algunas personas para ver qué podemos hacer, pero ¿estás bien, hija?”

Cuando Estela asintió, su madre le dijo: “Estela, si alguna persona, sin importar quién sea, trata de tocarte de un modo que te haga sentir incómoda, dile que no.  Siempre recuerda que es tu cuerpo y que tú eres el jefe en esa situación.  Así como el señor Heredia es el jefe de papá y él tiene que respetar lo que él diga, las demás personas tienen que respetar lo que digas sobre tu cuerpo.  Si no te respetan, debes contarnos enseguida, o decirle a otro adulto en quien confíes”.

“Está bien, mamá.  Lo recordaré”, expresó Estela.  “Me alegra haberte contado, pero todavía estoy preocupada por Catalina”.

“Lo sé, hija”, respondió mamá.  “Oremos por Catalina y pidámosle a Jesús que la cuide.  Creo que él ya comenzó a cuidarla porque hizo que me contaras lo que está pasando, para que yo pueda buscar a personas que van a saber cómo ayudarla”.  —  HOLLY F. CEPEDA

ESTÁS A CARGO DE TU CUERPO

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 4:8

SOLO TÚ, SEÑOR, ME HACES VIVIR SEGURO.

¿Sabías que eres el jefe de tu cuerpo?  No permitas que nadie te toque de un modo que te haga sentir incómodo, sea quien sea.  Si alguien trata de hacerlo, cuéntale inmediatamente a un adulto en quien confíes.  Si esa persona no te ayuda, sigue contando a otras personas hasta que alguien lo haga.  Pídele a Jesús que te cuide y te muestre dónde encontrarás la ayuda que necesitas.

Clave de Hoy
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