Encajar
—¡Miren esto! —exclamó Jacobo. El niño estaba sentado en la parte de atrás del autobús y sostenía su teléfono, rodeado de un montón de niños. Sus ojos se abrieron más de lo normal mientras miraban la pantalla—. ¡Rogelio, ven a verlo! —gritó Jacobo.
Rogelio estaba sentado unas filas más adelante.
—No, gracias —respondió Rogelio—. Estoy leyendo mi libro y está en la mejor parte —él sabía qué tipo de imágenes estaban mirando.
—¡Chicos, el nuevo cree que es demasiado bueno para nosotros! —se burló Jacobo. Los demás niños rieron.
«Nunca voy a encajar aquí», pensó Rogelio mientras luchaba contra las lágrimas, pero una logró salir y mojó la página de su libro.
Después de la escuela, Rogelio estaba leyendo en la mesa de la cocina con su hermanito, Alex, que estaba tomando un vaso de jugo y jugando con un carrito de juguete. En un momento de emoción, Alex chocó el carrito contra su vaso de jugo y derramó el jugo encima del libro de Rogelio.
—¡Mira lo que hiciste! ¡Eres un tonto! —gritó Rogelio.
—¡Rogelio! No puedes hablarle así a tu hermano. ¿De dónde sale todo ese enojo? —preguntó su madre cuando se acercó a ayudar a limpiar el desastre.
—¡Tengo que sentarme solo en el autobús porque todos los demás niños están viendo fotografías malas! —declaró Rogelio—. ¡Nunca voy a encajar aquí!
—Oh, mi corazón —expresó mamá mientras lo abrazaba—. Las cosas van a mejorar, yo sé que sí.
En ese momento, Alex se puso a llorar. Había comenzado a trabajar en un rompecabezas de madera y no lograba que una pieza encajase. Rogelio se arrodilló junto a su hermano menor cuando notó algo.
—¡Ay, hermanito! —indicó—. ¡Estás tratando de poner al granjero en el rompecabezas de la ciudad! Mezclaste las piezas de los rompecabezas.
—Creo que todos podemos mezclar las piezas de nuestros rompecabezas de vez en cuando —explicó mamá. Rogelio la miraba confundido—. El granjero encaja sin problemas en el rompecabezas de la granja y tú, hijo, encajas muy bien en el mundo de Dios. Ya que pusimos nuestra confianza en Jesús, a veces sentiremos que no encajamos aquí. Eso es porque pertenecemos a un mundo totalmente distinto. Somos ciudadanos del Reino de Dios porque Jesús nos ha salvado y nos está haciendo más como Él.
—Nunca lo había visto de ese modo —señaló Rogelio—. ¡Supongo que sí encajo, después de todo!
LAURA KUEHN
ERES ACEPTADO POR DIOS
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:2
NO SE ADAPTEN A ESTE MUNDO, SINO TRANSFÓRMENSE MEDIANTE LA RENOVACIÓN DE SU MENTE.
¿Alguna vez te has sentido como una pieza cuadrada que trata de entrar por un agujero redondo? ¿Sientes que no encajas? Jesús tampoco encajó cuando estuvo aquí en la tierra. Como tú tienes fe en Él, lo más probable es que tomes decisiones distintas a las de tus amigos. Eso está bien. Es porque Jesús dice que no eres parte de este mundo. Solo recuerda que encajas perfectamente en el mundo de Dios.
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