En un minuto

“Lo haré en un minuto”, contestó Damián cuando su papá le pidió que sacara la basura.  Cuando su madre le pidió que limpiara su habitación, Damián respondió: “Está bien.  En un minuto”.  Cuando le dijeron que cortara el pasto, replicó: “Denme un minuto… ahora estoy ocupado”.  Pero usualmente el minuto se convertía en muchos más y a menudo tenían que recordarle a Damián varias veces, antes de que hiciera sus labores.

Una noche, después de la cena, Damián le pidió a su padre que jugara baloncesto con él.  “Claro, hijo”, afirmó el padre.  “Solo dame un minuto”.

Damián salió y lanzó algunas canastas mientras esperaba.  Finalmente fue a buscar a su papá.  “¿Ya vienes?”, preguntó.

El padre levantó la mirada de su computadora.  “Ya voy, en un minuto”.

Damián esperó un poco más, luego entró y preguntó otra vez… y otra vez.  Cada vez recibía la misma respuesta.  Al fin, había tenido suficiente.  “Ya van cuatro veces que me dices lo mismo.  ¡Y ya han pasado 30 minutos!”

Su mamá puso a un lado el libro que estaba leyendo.  “¿No te parece interesante cómo no nos importa dejar esperando a otros, pero odiamos que nos hagan esperar a nosotros?”

“¿A qué te refieres?”, preguntó Damián.

“Bueno, muchas veces nos dices a papá y a mí que harás algo ‘en un minuto’, pero después no lo haces tan rápidamente”, explicó la madre.

Su papá asintió.  “Decidí darte una cucharada de tu propia medicina hoy”, dijo, cerrando su computadora portátil.  “Todos podemos aprender una lección.  Mientras seguía diciéndote que iría contigo ‘en un minuto’, me di cuenta de que es fácil pedirle a Dios que espere.  Por ejemplo, en ocasiones supongo que, si tengo que hacer algo, Él quiere que yo lo haga ‘en un minuto’, y nunca llego a hacerlo”.

“Me alegra que Dios no haga ese tipo de cosas”, señaló mamá.  “¿No crees que sería terrible si, cunado lo necesitamos, Él nos respondiera: ‘Espera un minuto, ahora estoy ocupado?  Pero Jesús siempre está con nosotros y nos escucha cuando oramos.  Cuando sentimos que Él nos pide que hagamos algo, deberíamos responder sin demora”.

“Sí, ya sea que eso implique obedecer a los padres inmediatamente o que hagamos algo que prometimos”, indicó papá, levantándose.  “A propósito de promesas, trae el balón.  ¡No esperemos más minutos y vamos a jugar!” BARBARA WESTBERG

OBEDECE SIN DEMORA

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 119:60 (NTV)

ME APRESURARÉ SIN DEMORA A OBEDECER TUS MANDATOS.

¿Con frecuencia dejas las cosas para hacerlas “en solo un minuto” u obedeces la primera vez que piden que hagas algo?  Es natural querer hacer las cosas según tu conveniencia, pero Jesús desea que obedezcas de inmediato.  No dejes para más tarde las cosas que sabes que Él desea que hagas, como obedecer a tus padres.  Obedécelos y obedécelo a Él sin demora.

Clave de Hoy
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