En tiempos difíciles
Perplejo, Antonio miró fijamente a su papá. Acababa de enterarse de que su padre tenía una enfermedad muy grave y los médicos no podían prometer que la cirugía iba a ayudar. “No vas a morir, ¿o sí?”, susurró el niño.
El padre de Antonio no respondió de inmediato. “Eso es algo que solo Dios sabe con certeza”, pudo decir al fin. “Debemos confiar en Él, porque sabemos que Su voluntad es mejor, aun si no nos parece así al momento”.
“Pero, papá, mi mamá y yo te necesitamos y…” La voz de Antonio se quedó atorada en su garganta.
Su padre lo abrazó. “Oro para que Dios me permita quedarme con ustedes por mucho tiempo, pero tu madre y yo hemos llegado al lugar en que estamos dispuestos a someternos a la voluntad de Dios, sea cual sea. Esperamos y oramos que tú también llegues a ese lugar”.
“No sé si pueda”, contestó Antonio con sinceridad. “Me parece que todo está mal. Además, somos cristianos… ¿por qué Dios permitiría que algo tan malo como esto nos suceda?”
Papá negó con la cabeza. “Los cristianos no reciben un pase libre que evite que les sucedan cosas malas, pero lo que sí tenemos es la esperanza y la certeza de que Jesús está con nosotros y usará nuestros problemas para el bien. Él sabe cuándo estamos tristes o desanimados, y quiere darnos Su consuelo y paz. Aun cuando las cosas se pongan muy difíciles, podemos tener ese consuelo y paz porque Jesús nos salvó y nos prometió vida eterna con Él”. El padre sonrió a su hijo. “Dios nunca se equivoca, Antonio. Cada vez que te parezca que lo que ocurre es más de lo que puedes soportar, recuerda que tu madre y yo te amamos mucho, pero Jesús te ama mucho más que nosotros. Él estará contigo y te dará fuerzas en los momentos difíciles”.
Antonio se alejó, pensando en las palabras de su padre. Fue a su habitación y cerró la puerta. “Amado Jesús”, oró. “Todavía no entiendo por qué permites que esto suceda, pero sé que tienes el control de todo y que Tú me amas tanto que moriste por mí”. El niño se secó una lágrima. “No puedo soportar esto sin Ti. Por favor, danos a mí, a mi mamá y a mi papá fuerzas en este tiempo difícil. Por favor, haz que mi papá mejore, pero ayúdame a confiar en Ti, pase lo que pase”. — RUTH I. JAY
DIOS ESTÁ CONTIGO EN TIEMPOS DIFÍCILES
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 46:1
DIOS ES NUESTRO REFUGIO Y FORTALEZA, NUESTRO PRONTO AUXILIO EN LAS TRIBULACIONES.
¿Cómo reaccionas ante las dificultades en tu vida? ¿Te llenas de amargura y enojo? ¿O recuerdas que Dios ha prometido que estará con Sus hijos en toda situación difícil? Jesús quiere ayudarte. Cuéntale cómo te sientes. Él te comprende y te ama. Aunque no entiendas por qué Dios permite que sucedan algunas cosas, puedes confiar en que Él estará contigo y te dará fuerzas.
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