El vecino gruñón

—¡Tu jardín se ve muy lindo, Gregorio!

Al oír la voz de su padre, Marcelo vio por la ventana y vio cómo él hacía un gesto con el pulgar arriba.  Su vecino, a quien la mayoría de la gente se refería como «el gruñón», asintió cortésmente como respuesta.

Cuando su padre entró a la casa, Marcelo le preguntó:

—Papá, ¿por qué eres tan amable con ese gruñón?

—Hijo —contestó su padre—, él es un hombre mayor, así que, para ti, es el señor Ospina.  Sé que a veces es un poco antipático.  ¿Eso significa que yo debo ser también antipático con él?

—Pero, papá, él habla mal de todos, ¡hasta de ti! Dice que dejas los contenedores de basura en la calle por mucho tiempo y que riegas demasiado el pasto.  Ayer le insultó al cartero.  Nadie lo quiere.

El padre se quedó en silencio por un momento, pero después dijo:

—Entiendo cómo te sientes, Marcelo.  Cuando tenía tu edad, el gruñón del vecindario era el señor Huerta, que todavía vive cerca de la casa de tu abuelita.  Cada vez que lo veía, él me ignoraba o me gritaba, especialmente si mi pelota caía en su jardín.

—Se parece mucho al gruñ… digo, al señor Ospina. 

—Un día, cuando me quejé con mi mamá del señor Huerta, ella me respondió algo que nunca he podido olvidar.  Me dijo que cuando conoces a personas que parecen gruñonas, realmente no sabes qué pasará en su vida detrás de las puertas cerradas de su casa.  Puede que tenga terribles problemas con el dinero o cáncer, o quizá simplemente perdió a un familiar o ha pasado por muchas experiencias difíciles en su vida.

—Nunca había pensado en eso.  ¿Crees que el señor Ospina esté enfermo o algo así?

—No lo sé, pero sí sé una cosa: nadie debería vivir en un vecindario y sentir que no hay ni siquiera una persona que sea amigable con él.  Como cristianos, Dios nos ha mostrado Su bondad, aunque no la merecíamos.  Por esa razón, realmente me molesta que no haya alguien que le muestre bondad a nuestro vecino.  Supongamos que el señor Ospina tuviera problemas con su automóvil y necesita un aventón para ir al trabajo.  Yo quisiera que él sepa que nosotros le ayudaríamos.

—Te entiendo, papá.  Quieres mostrarle a Jesús.

Su padre asintió.

—Un sabio dijo una vez: «Es probable que tú seas la única Biblia que algunas personas leerán».  Quiero demostrarle al señor Ospina que Jesús lo ama y que es bienvenido en la familia de Dios.

TERESA AMBORD

RESPONDE CON BONDAD

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:21

NO SEAS VENCIDO POR EL MAL, SINO VENCE EL MAL CON EL BIEN.

¿Conoces a alguien que casi siempre está de mal humor?  Tal vez sea un vecino, un maestro, un miembro de tu familia u otra persona.  Es tentador portarnos gruñones con alguien que es gruñón contigo, pero ten en mente que esa persona podría tener problemas que no conoces.  En lugar de ser malhumorado, responde como lo haría Jesús.  Muéstrale a esa persona el amor y la bondad que el Señor te ha mostrado a ti.

Clave de Hoy
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