Ayuda disponible

—Llegaste temprano —comentó la madre cuando Macarena entró a la casa, al venir de la escuela—.  Pensé que ibas a quedarte a las audiciones para la obra de teatro de tu clase.

Macarena negó con la cabeza.

—Cambié de opinión.  La obra de teatro me parece divertida, pero no creo que pueda decir todas esas líneas frente a una audiencia… me pongo nerviosa con solo pensarlo.

—Lo siento, hija —expresó mamá—.  ¿Has orado por ese problema?

—¿Orado? Realmente no —la niña vaciló—. No lo sé…  solo me parece que debería ser capaz de resolver mis problemas por mí misma.

Antes que su madre pudiera contestar, Macarena vio a su gata revolcándose en el piso mientras halaba su collar.

—Creo que algo le pasa a Gertrudis —la niña se agachó para ver qué pasaba, pero la gata dio un brinco y se alejó apoyándose solo en tres patas—.  ¡Mamá, ayúdame! —exclamó Macarena.

Su madre se acercó.

—Tiene una uña atorada en una de las ranuras de su cascabel.  A ver, Gertrudis, quédate quieta para que podamos ayudarte.

Pero la gata no se quedaba quieta.  Cada vez que mamá o Macarena se acercaban, ella se las arreglaba para escaparse.

—Creo que tendremos que esperar a que se canse de sus propios esfuerzos —opinó la madre.  Así que se quedaron quietas, observando cómo Gertrudis luchaba para tratar de liberar su pata.

—Tal vez dejará que le ayudemos ahora —dijo al fin mamá.  Y esta vez Gertrudis permitió que Macarena la cargara.  La niña sostuvo a la gata mientras su madre sacaba con cuidado la uña que se había quedado atorada en el cascabel.

—Me alegra que al fin nos haya dejado ayudarle —comentó Macarena mientras acariciaba a su cansada gata.

—Sí —afirmó mamá—.  ¿Sabes?  Creo que Gertrudis se parece mucho a ti.

—¿Se parece a mí? —preguntó la niña, sorprendida—.  ¿En qué?

—Gertrudis trataba con todas sus fuerzas de resolver su problema por sí misma… así como tú lo has estado haciendo con las situaciones difíciles que afrontas —explicó su madre—.  Debes confiar en que Jesús te ayudará con tus problemas.  Él no te salvó del pecado ni te hizo Su hija para que vayas por la vida luchando tú sola con las dificultades.  Pregúntale al Señor qué debes hacer con la obra de teatro y cómo debes manejar esa situación.

Macarena se quedó pensativa.

—Está bien —admitió—.  Voy a orar por eso.

—Muy bien —dijo mamá—.  Y si puedo hacer algo para ayudarte, también estoy aquí.

KAREN E. COGAN

DEJA QUE DIOS TE AYUDE

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 46:1 (NTV)

DIOS ES NUESTRO REFUGIO Y NUESTRA FUERZA; SIEMPRE ESTÁ DISPUESTO A AYUDAR EN TIEMPOS DE DIFICULTAD.

¿Estás luchando con algún problema?  ¿Se lo has entregado a Dios?  La gente suele decir que debes resolver tus problemas por ti mismo, pero eso no es lo que dice Dios.  La Biblia nos pide que entreguemos nuestros problemas y preocupaciones a Jesús en oración.  Él sabe lo que se necesita hacer y promete que te ayudará.  Conversa con Jesús sobre tus problemas.  Después relájate y confía en que Él te ayudará.

Clave de Hoy
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