El rompecabezas de la vida

—Abuela, adivina una cosa —le dijo Amalia mientras armaba un rompecabezas—.  ¡La casa a la que nos vamos a mudar está cerca de un rancho de caballos!  ¿No te parece emocionante?

—Claro que sí —acordó la anciana—.  Supongo que eso significa que estás contando los días para mudarte, ¿verdad? —la niña asintió y la abuela se dirigió al hermano de Amalia—.  ¿Qué dices tú, Orlando?  ¿También estás ansioso por mudarte?

—No.  Voy a extrañar a todos mis amigos —contestó el niño con tristeza—.  Y los echaré de menos a ti y al abuelo —Orlando suspiró—.  ¡No sé por qué no podemos quedarnos aquí!

La abuela abrazó a su nieto.

—Yo también te voy a extrañar, pero sé que Dios tiene una razón para permitir que tu familia se mude.

Amalia seguía armando su rompecabezas con el ceño fruncido.

—¡Detesto cuando las piezas no encajan! —balbuceó—.  ¡Esta debería ir ahí!  Es del mismo color —la niña trató nuevamente de encajar la pieza.

—El color es el correcto —afirmó la abuela—.  Pero si esa pieza no encaja, será mejor que busques otra.  Prueba con esa de ahí.

—¿Esta? —Amalia tomó la pieza del rompecabezas y trató de meterla en el espacio, pero tampoco entró.

—La tienes al revés —indicó Orlando—. Dale la vuelta.

Amalia le dio la vuelta a la pieza, como sugirió su hermano.

—¡Qué bien!  Sí encaja.  Bien hecho, Orlando.

La abuela sonrió.

—De cierto modo, la vida a veces es como un rompecabezas.  A veces es difícil que entendamos cuál es el propósito que Dios tiene para permitir que nos pasen ciertas cosas.  Pero cuando pasa el tiempo, muchas veces vemos cómo las piezas lentamente comienzan a encajar en su lugar.

—Pero ¿por qué Dios no quiere que nos quedemos aquí en mi rompecabezas? —preguntó Orlando.

—No lo sé, hijo, pero sí sé que no es bueno tratar de forzar a una pieza del rompecabezas cuando no encaja.  Debemos recordar que Jesús está con nosotros, aun cuando las cosas no tienen sentido.  Confiemos en que Dios hará que todo encaje en su lugar; Él sabe cuáles piezas necesitamos en nuestras vidas y cómo deben armarse para formar un hermoso cuadro que nos haga ver a Su amor y fidelidad.

—Entonces, ¿estás diciéndome que debo confiar en Jesús con esta pieza de mi vida, o sea, con la mudanza? —preguntó Orlando, y la abuela asintió—.  Está bien, confiaré en Él —expresó el niño.

GLORIA D. MORRISON

CONFÍA EN DIOS EN TODO

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 8:28

Y SABEMOS QUE PARA LOS QUE AMAN A DIOS, TODAS LAS COSAS COOPERAN PARA BIEN.

¿Te has preguntado por qué Dios permite que sucedan ciertas cosas en tu vida?  Todos pasamos por experiencias difíciles que no tienen sentido para nosotros.  No necesitamos entender las razones por las que Dios permite que ocurran estas cosas; solo debemos confiar en que Jesús estará con nosotros y las usará para bien.  Confía en que Él tomará todas las piezas de tu vida, las buenas y las q no te parecen tan buenas, y hará que todo encaje para formar algo hermoso.

Clave de Hoy
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