El retrato familiar

—Hoy —indicó la señorita Hontanar mientras pasaba un papel en la clase de arte—, van a usar tiza para hacer un dibujo de su familia.

Algunos de los niños se quejaron, pero Emilia sonrió. Sabía exactamente qué dibujar. La niña empezó a hacer un boceto y en pocos minutos su papel estaba lleno de caras de niñas, niños, hombres y mujeres. Ella usó todos los colores de tiza para dibujar rubios, morenos, pelirrojos y calvos. La niña usó el durazno, el bronce, el café, el negro y el beige en las caras. Emilia puso lentes en algunos de ellos cuando la señorita Hontanar les dijo que era hora de detenerse.

—¿Alguien quisiera compartir su dibujo con nosotros? —preguntó la señorita Hontanar.

Violeta levantó su mano.

—Esta soy yo, mis padres, mi hermano y todos mis abuelos, tíos y primos —explicó mientras mostraba su papel.

—¿Tíos y primos? —preguntó Iván—. ¿Teníamos que dibujarlos también a ellos? Creí que solo teníamos que dibujar a nuestros padres y hermanos.

—Dije familia, entonces pueden incluir a cualquier persona que deseen —afirmó la señorita Hontanar. Ella se detuvo en el escritorio de Emilia—. Emilia, ¿quisieras contarnos quiénes son todos los que están en tu dibujo?

La niña sostuvo en alto su dibujo.

—No sé mucho de mi familia verdadera —expresó dudosa—, pero esta es mi familia de acogida. Y esta señora es mi trabajadora social. Este dibujo es del hombre que enseña la clase de la iglesia. Estos son unos niños en Honduras para los que recogimos una ofrenda. Este es mi pastor. Esta es una familia misionera en África, y aquí hay algunas personas que van a su clínica. Estos…

—Espera —interrumpió Iván—. Esas personas no son tu familia.

—¡Sí, sí son! —declaró Emilia con firmeza—. La Biblia dice que todos los que son cristianos son parte de la familia de Dios. Yo soy cristiana y estas personas también lo son, así que todos son mi familia —la niña se detuvo, insegura de lo que sus compañeros y su maestra, especialmente, pensarían de eso.

—Me gusta —opinó Violeta mientras empezaba a trazar más figuras en su dibujo.

La señorita Hontanar sonrió.

—A mí también me gusta. Me parece maravilloso tener una familia tan grande.

SHARYL NOELLE

TODOS LOS CRISTIANOS PERTENECEN A LA FAMILIA DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 8:16

EL ESPÍRITU MISMO DA TESTIMONIO A NUESTRO ESPÍRITU DE QUE SOMOS HIJOS DE DIOS.

¿Piensas en los demás cristianos como tu familia? Si eres un hijo o hija de Dios, todos los que confían en Jesús son parte de tu familia. Esto incluye a la gente que no conoces en todos los países del mundo. Incluye a las personas famosas que te gustaría conocer. Incluye a todos los que conocen a Jesús como tu Salvador. Por causa de Él, todos pertenecemos a Dios y somos parte de Su familia.

Clave de Hoy
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