El primer lugar donde buscar ayuda
“¡Papá! ¡Mira esto!”, exclamó Bianca cuando su canoa llegó a un tramo difícil en el agua. Adelante flotaba un kayak que se había volteado y una adolescente se aferraba desesperadamente a un árbol doblado que estaba sobre el río.
“¡Resiste! ¡Te ayudaremos!”, gritó el padre al acercarse. Él se dirigió a su hija: “Bianca, si nos acercamos demasiado, es probable que la muchacha entre en pánico y se sostenga de nuestra canoa. Hagamos una maniobra que nos permita rodear el sitio y podremos navegar corriente abajo para rescatarla”. Ambos remaron rápidamente para ubicarse detrás de la jovencita varada. “Suelta la rama ahora”, gritó papá. “¡Deja que la corriente del río te lleve! Nosotros te recogeremos”.
“No puedo”, exclamó la muchacha. “La corriente me hundirá”.
“Tu chaleco salvavidas hará que tu cabeza se mantenga por encima del agua”, le aseguró el padre. Les tomó un poco de tiempo, pero finalmente la convencieron para que soltara el árbol y la joven flotó río abajo hacia ellos.
Esa noche, durante la cena, Bianca no podía dejar de hablar de lo que había sucedido. “Me alegra que esa muchacha esté bien. Debió haber sentido tanto miedo cuando su kayak se volteó y estaba sola. Estaba agarrada de ese árbol como si su vida dependiera de ello. Pero tuvo que soltarlo y confiar que su chaleco salvavidas la llevaría hasta nosotros”.
“Así es”, afirmó papá. “El árbol no podía llevarla a un lugar seguro, pero el chaleco salvavidas, sí. La joven buscó ayuda en el lugar equivocado, ¿cierto?” El padre hizo una pausa. “Yo suelo hacer lo mismo, a veces”.
Bianca miró a su papá, sorprendida. “No sé a qué te refieres”.
“Cuando las cosas salen mal, a veces dependo de mi propia capacidad para encargarme de alguna situación”, explicó su padre.
“Yo también”, confesó mamá. “A veces creo que, si me esfuerzo lo suficiente, puedo manejar cualquier cosa mala que me ocurra”.
“Pero nos engañamos a nosotros mismos cuando pensamos así”, señaló papá. “No tenemos el control sobre las cosas que suceden, solo Dios lo tiene. Él debería ser el primer lugar donde buscamos ayuda, no el último. Jesús quiere que traigamos nuestros problemas ante Él y que confiemos en que nos ayudará a superarlos”.
“Jesús es como nuestro salvavidas”, observó Bianca. “En vez de aferrarnos a las cosas que no nos ayudan, debemos confiar en que Él nos ayudará a salir”. — LISA MEISTER
BUSCA PRIMERO A DIOS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 121:2
MI AYUDA VIENE DEL SEÑOR, QUE HIZO LOS CIELOS Y LA TIERRA.
¿Es Jesús a quien buscas cuando tienes un problema? ¿O primero intentas con todo lo demás que se te ocurra? ¿Dependes de tu esfuerzo, tu habilidad en los deportes o tu inteligencia? ¿Acudes a tus padres, un maestro o un amigo para buscar ayuda? Dios muchas veces usa a las personas para ayudarnos, pero es a Él a quien debes buscar primero. Clama al Señor y confía en que Él te traerá la ayuda que necesitas.
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