El pastel de Carina
Las risas estallaron cuando la familia Barona terminó un alborotado juego de charadas. Melodía, una niña del vecindario que se había unido al juego, se estaba alistando para irse.
—Quisiera que mi familia se llevara bien y se reuniera como la suya —le comentó a Carina—. Nosotros discutimos y peleamos todo el tiempo. ¿Por qué tu familia es tan diferente?
Carina se encogió de hombros.
—No sé, supongo que simplemente somos personas felices. Y tal vez nos esforzamos más por ser unidos que la mayoría de las personas.
Esa tarde, la madre sirvió un pastel de chocolate para el postre.
—¡Está delicioso, mamá! —opinó Sergio, el hermano de Carina—. Deberías hacerlo más a menudo.
—Es uno de los mejores pasteles que he probado —afirmó papá.
—Gracias —expresó mamá—. Aprecio mucho sus halagos.
—¡Mamá! ¡No es justo! —se quejó Carina—. Sabes que yo…
—Oh, es verdad —le interrumpió su madre—. Tú hiciste este pastel, ¿verdad?
—¿En serio, Carina? —preguntó su padre—. ¡Está exquisito!
—No me importa quién lo haya hecho —balbuceó Sergio con la boca llena— siempre y cuando pueda comerlo.
Después de la cena, Carina y su madre estaban doblando la ropa limpia mientras papá y Sergio limpiaban la cocina.
—¿Sabes, hija? Tengo que admitir una cosa —le dijo mamá mientras juntaba los calcetines en pares—. Acepté intencionalmente los elogios y halagos que tú merecías, pero solo temporalmente y con un propósito.
—Solo querías bromear, ¿verdad? —indicó Carina—. Está bien, mamá.
—De hecho, quería enseñarte algo —explicó su madre—. Te oí conversar con Melodía hace rato y quería asegurarme de que entiendas cuál es la verdadera razón porque nuestra familia es diferente. La paz, el amor y el gozo que experimentamos como familia no proviene de nuestros esfuerzos por llevarnos bien. Jesús merece el crédito por eso. Como confiamos en el Señor, Él nos ha sado Su paz, gozo y amor, y nos ayuda a que nos demostremos unos a otros estas cosas cada día.
Carina se mordió el labio.
—Lo sé, mamá, pero no estaba segura de que Melodía pudiera entenderlo.
—Tal vez no —dijo mamá—, pero quería estar segura de que tú lo entiendas. La razón porque podemos amarnos unos a otros de ese modo, y perdonarnos cuando es necesario, es por Jesús.
Carina asintió.
—Tal vez pueda buscar la manera de ayudarle a Melodía a entenderlo, ¡para que también quiera conocer a Jesús!
KAREN E. COGAN
DALE A DIOS EL CRÉDITO POR TODO LO QUE HACE
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 34:1
I BENDECIRÉ AL SEÑOR EN TODO TIEMPO; CONTINUAMENTE ESTARÁ SU ALABANZA EN MI BOCA.
¿Recuerdas que tienes que darle el crédito a Dios por las bendiciones que te ha dado? Si conoces a Jesús, Él te ayuda a demostrar Su amor en tus relaciones con otras personas y a experimentar Su paz, aun en los tiempos difíciles. No tengas miedo de contar a otros que Él es responsable por las cosas buenas de tu vida. Alábalo por todo lo que ha hecho por ti y busca las oportunidades para expresar tu agradecimiento delante de otras personas.
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