El pasaporte de Jayla

“Espero no haber olvidado nada”, comento Jayla cuando iban de camino al aeropuerto.  Ella y su hermano, Ernesto, iban a pasar dos semanas en Inglaterra con su hermana mayor y su esposo, que vivían allá.

“Bueno, si olvidaste algo, este es el momento de que te acuerdes, antes que nos alejemos demasiado de la casa”, advirtió su padre.

“Vi que pusiste los pasaportes en tu cartera, Jayla”, indicó su madre.  “No los sacaste de ahí, ¿verdad?”

“No.  Están aquí”.  Jayla abrió su cartera y sacó los pasaportes.  “¡Oh, no!”, exclamó al mirarlos. 

Papá bajó la velocidad.  “¿Qué pasó?”

“¡Traje el pasaporte de mamá en lugar del mío!”, lloró la niña.  “Estaban en el mismo cajón y tomé el equivocado”.

“Tranquila, hija, todavía tenemos tiempo de sobra”, aseguró su padre mientras buscaba un lugar para regresar a la casa.  “Lo bueno es que lo descubriste ahora.  El pasaporte de tu mamá no te sirve para llegar a Inglaterra”.

Su madre asintió, pensativo.  “Voy a tener que contarle esta experiencia a la señora Terán”, expresó.

“¿Por qué?”, preguntó Ernesto.  “¿Ella está planeando viajar fuera del país?”

“Creo que no, pero últimamente he estado conversando con ella sobre Jesús y cada vez que hablamos ella me cuenta de lo maravillosos que son sus padres cristianos”, respondió mamá.  “Le he dicho que tener padres cristianos no la convierte a ella en cristiana, pero, al parecer, ella todavía lo cree”.

“Ya veo a dónde quieres llegar, mamá”, señaló Ernesto mientras se dirigían de regreso a la casa.

Papá hizo un gesto afirmativo.  “Cuando confiamos en Jesús y recibimos Su bondad, es como recibir un pasaporte que demuestra que somos ciudadanos del Reino de Dios.  Jayla no puede entrar en Inglaterra con el pasaporte de su mamá, y la señora Terán no puede entrar al cielo con los pasaportes de sus padres… necesita tener el suyo”.

“Cada persona necesita confiar en Jesús por sí misma, ¿no es así?”, preguntó Ernesto.

“Correcto”.  El padre sonrió en el espejo retrovisor.  “Aunque no me gusta mucho tener que haber regresado, valdrá la pena si eso le ayuda a la señora Terán a entender que necesita conocer a Jesús y confiar en Él por sí misma”.

Jayla sonrió.  “En ese caso, ¡puedes darme las gracias por haber tomado el pasaporte equivocado!”  —  BARBARA J. WESTBERG

LA SALVACIÓN ES UNA DECISIÓN PERSONAL

VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 3:9

NO TENIENDO MI PROPIA JUSTICIA… SINO LA QUE ES POR LA FE EN CRISTO, LA JUSTICIA QUE PROCEDE DE DIOS SOBRE LA BASE DE LA FE.

¿Tienes la esperanza de entrar en el cielo porque tus padres son cristianos?  Ellos son una bendición, pero su salvación, es decir, su ciudadanía en el Reino de Dios, no te dará la salvación.  Necesitas recibir la justicia de Dios a través de la fe en Su Hijo, Jesús.  Confía en Él como tu Salvador hoy mismo.  Es una decisión que nadie puede tomar por ti… debes tomarla por ti mismo.  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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