El paraguas de papá
—Me gusta caminar en la lluvia —comentó Eunice mientras se dirigía, junto con su padre, al supermercado. Papá sostenía un paraguas y la niña se apegó a él. Juntos paseaban, cómodos y secos bajo el enorme paraguas de papá.
En la tienda, Eunice y su padre se encontraron con los Duarte, que antes habían sido sus vecinos. La niña platicó con su amiga, Lana, mientras papá conversaba con sus padres.
—¿Te enteraste de mi hermano Jairo? —preguntó Lana—. Le diagnosticaron leucemia.
—¡Oh, qué terrible! —exclamó Eunice—. Lo lamento mucho.
—Ha sido difícil —expresó Lana—. Solo tiene cinco años y es muy duro verlo tan enfermo. Probablemente tendrá que empezar pronto con la quimioterapia.
Después de conversar por un rato más, Lana y sus padres se fueron. Cuando Eunice y su padre se dirigieron a casa, papá sostuvo otra vez el paraguas por encima de ambos.
—¿Te enteraste lo de Jairo? —preguntó la niña.
—Sí —respondió el padre, sacudiendo su cabeza y apartándose de su hija para evitar un charco enorme—. Qué noticia tan triste.
—¡Papá! ¡Me estoy mojando! —se quejó Eunice.
—¡Rayos! ¡Lo siento, hija! —el padre rápidamente cubrió a la niña con el paraguas. Un momento después, le preguntó—: ¿Por qué te mojaste cuando no estabas apegada a mí?
—Porque está lloviendo, ¡por supuesto! —contestó Eunice.
—Es cierto, pero sigue lloviendo y ahora no te estás mojando —observó papá—. ¿Por qué?
—Porque estoy otra vez bajo tu paraguas —afirmó Eunice, preguntándose por qué su padre le hacía comentarios tan obvios.
—Correcto, y Dios es como nuestro paraguas. La Biblia dice que Él es nuestro refugio, nuestro lugar seguro. Cuando nos llueven los problemas, Él nos cubre con Su consuelo y Su paz.
—Pero ¿por qué no evita que caiga la lluvia, para empezar? —preguntó Eunice—. ¿Por qué permitió que Jairo tuviera esa enfermedad?
—No tengo la respuesta —admitió papá—. No sé por qué Dios permitió que Jairo tuviera leucemia. Pero sí sé que Jesús promete que caminará con nosotros en esta vida, incluso cuando llueva. Él nos dice que tendremos problemas en este mundo, pero cuando estos vengan, permaneceremos bajo la seguridad de Su paraguas. Podemos confiar en Dios, porque sabemos que Él nos ha salvado y un día acabará con nuestros problemas para siempre.
Eunice abrazó a su padre mientras caminaban.
—Oremos. Lana y su familia sentirán la paz de Dios mientras permanecen también bajo Su paraguas. — HOLLY F. CEPEDA
JESÚS ES NUESTRO REFUGIO
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 46:1
DIOS ES NUESTRO REFUGIO Y FORTALEZA, NUESTRO PRONTO AUXILIO EN LAS TRIBULACIONES.
¿Estás caminando bajo el paraguas de Dios? Jesús es un refugio en tiempo de problemas. Él quiere que sintamos Su consuelo y Su paz cuando pasamos por momentos difíciles. En nuestras vidas pueden pasar cosas malas, pero Jesús murió y resucitó para salvarnos, para que podamos vivir con Él para siempre. Dios acabará para siempre con todos nuestros problemas un día, pero hasta entonces, cuando haya tormentas en la vida, permanece bajo la seguridad del paraguas de Jesús.
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