El niño que lo arregla todo

“¡Guau!”, grito Lalo cuando chocó su jeep a control remoto.  Lo levantó y vio que se le había caído una pieza.

Lalo trató de arreglar el jeep, pero no sirvió de nada.  “Patricio, ¿puedes arreglarlo?”, le preguntó a su hermano mayor.

“¡Siempre rompes todo!”, exclamó Patricio.  Pero estiró su mano, como un gesto para pedir el jeep de su hermano.

“Gracias, Patricio”, dijo Lalo.  “Me gustaría también poder arreglar las cosas”.  Lalo sabía, en su cabeza, cómo arreglar algunas cosas, pero la información parecía perderse en algún punto entre su cabeza y sus manos.  Esa era la razón por la que tenía un maestro especial en la escuela que le ayudaba a resolver las cosas.

Lalo puso el jeep nuevamente en el piso y lo hizo correr hasta su habitación, donde se lanzó a su cama.  “Nunca puedo arreglar nada”, pensó.  “La semana pasada, cuando se zafó la cadena de mi bicicleta, Patricio tuvo que arreglarla.  Cuando se desarmó mi casa para los pájaros, papá la arregló.  Me gustaría que hubiera algo que yo pueda arreglar”.

Lalo hizo lo único que siempre le ayudaba cuando tenía estas luchas.  Habló con Dios.  “Jesús”, oró Lalo, “yo sé que tú puedes arreglar cualquier cosa.  Tú arreglaste a los ciegos y a los paralíticos, y me arreglaste a mí, al llevarte mi pecado.  Por favor, muéstrame alguna cosa que yo pueda arreglar.  Amén”.

Unas horas más tarde, Lalo fue a la cocina, donde mamá estaba cocinando la cena.  En lugar de sonreír, como normalmente lo hacía, su madre se veía triste.  El niño la oyó suspirar y se preguntó qué había pasado.  “Mamá, ¿por qué estás triste?”

“Oh, Lalo”, respondió su mamá, “no es nada, no te preocupes. Solo tuve un día difícil, eso es todo”.

Lalo rodeó a su madre con sus brazos y le dio un fuerte abrazo.  “No estés triste, mami”, le dijo.  “Yo te amo.  ¡Eres la mejor mamá de todo el mundo!”

Mamá se limpió las lágrimas de sus ojos y comenzó a sonreír.  “Gracias, mi hijito”, expresó.  “Acabas de hacerme la mamá más feliz de toda la tierra”.

Lalo también sonrió.  Jesús había respondido su oración y le ayudó a arreglar algo: el corazón entristecido de su mamá. STEVEN  R. SMITH

ANIMA A ALGUIEN EN ESTE DÍA

VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 16:24

PANAL DE MIEL SON LAS PALABRAS AGRADABLES, DULCES AL ALMA Y SALUD PARA LOS HUESOS. 

¿Alguna vez has sentido que no puedes ayudar a nadie?  Una de las mejores cosas que puedes hacer es animar a otros.  Si conoces a Jesús, Dios te ha dado el poder para ayudar a las personas desanimadas al mostrarles Su amor.  Él puede usarte para llevar la sanidad en situaciones difíciles.  Comparte de Su amor con aquellos que sufren, por medio de palabras amables y un corazón de servicio.

Clave de Hoy
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