El jonrón que no fue
Mauricio se sentó en la banca y esperó su turno para batear. Su equipo estaba perdiendo por solo una carrera, y era la última entrada. «Si me levanto a batear, Dios puede ayudarme a hacer un hit», pensó, así que oró en silencio, pidiéndole a Dios que lo dejara batear un jonrón.
Había un corredor en la tercera base, pero ya había dos cuando llegó el turno de batear para Mauricio. Se paró confiado en el plato. El lanzador arrojó la pelota y el niño bateó con todas sus fuerzas… pero falló. El lanzador volvió a tirar la pelota y esta vez Mauricio la golpeó. Para su desaliento, la bola salió volando directamente al guante del tercer jugador de base, que la atrapó fácilmente para terminar así el juego. El niño arrojó el bate al banquillo, disgustado.
—No lo entiendo —se quejó Mauricio mientras iba de regreso a su casa—. Ore para que Dios me ayudara a batear una carrera, ¡pero ni siquiera logré hacer un hit!
—¿Sabes, hijo? —comentó su padre—, nuestras oraciones a veces pueden ser egoístas. Queremos algo y lo queremos ahora. Ese no es el propósito de la oración.
—Entonces, ¿un jugo de pelota es algo demasiado insignificante para orar? —preguntó Mauricio.
—Ninguna cosa es demasiado insignificante para orar —aseguró papá—. Jesús está pendiente de ti y quiere que hables con Él de todo, incluyendo los partidos que esperas ganar y la decepción que sientas si no ganas. Pero eso no significa que Él siempre responderá tus oraciones como tú lo desees. A veces, cuando oramos, nos enfocamos en nosotros mismos y lo que queremos, en lugar de enfocarnos en el plan de Dios. Él sabe lo que es mejor y nos ayuda a ser más como Jesús.
—Entonces, ¿eso significa que no debo pedirle que me ayude a batear un jonrón? —preguntó Mauricio.
—Por supuesto que puedes pedirle eso —afirmó su padre—. Pero, cuando ores, sométete a Su voluntad y confía en que Él te ayudará a hacer lo que Él desea que hagas. Por ejemplo, ser un buen perdedor.
Miguel hizo una mueca.
—Supongo que debí haber orado así cuando quedé fuera.
—Bueno, ahora podrás hacerlo en el próximo partido —sugirió papá—. Ora para que se haga la voluntad de Dios y para que recuerdes que tienes que demostrar al otro equipo la bondad y el amor del Señor, sin importar cuál sea el resultado final del juego. —LINDA M. WEDDLE
ORA POR LA VOLUNTAD DE DIOS PARA TU VIDA
VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 5:14
SI PEDIMOS CUALQUIER COSA CONFORME A SU [DE DIOS] VOLUNTAD, ÉL NOS OYE.
Cuando oras, ¿recuerdas pedir que se haga la voluntad de Dios? ¿O solo pides que las cosas salgan como tú quieres? Jesús quiere que compartas tus esperanzas y sentimientos con Él y que ores por las cosas que son importantes para ti. Pero también quiere que recuerdes que Él sabe lo que es mejor y que confíes en el Señor, pase lo que pase. Acepta las respuestas de Dios porque sabes que Él estará contigo mientras pone en acción Su plan perfecto para ti.
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