El jardín de la abuela

—¡Ya me harté! No volveré al coro jamás —lloriqueó Salma cuando su abuelo la recogió de la iglesia—. Fue tan vergonzoso. Me regañaron por supuestamente hacer bromas y por distraer a todos con mi alta voz desafinada —sollozó la niña—. Pero la verdad es que no estaba haciendo bromas. ¿Por qué Dios no me dio una buena voz para cantar?

El abuelo sacó un pañuelo y se lo entregó a su nieta, y luego la abrazó. Salma se frotó los ojos mientras se dirigían hacia la cabaña donde ambos vivían con la abuela. La niña se había calmado cuando regresaron a la casa, y el abuelo le dio un poco de chocolate caliente y uno de los brownies que había hecho esa tarde. La abuela seguía afuera, trabajando en su jardín.

—Lo siento, abuelito —expresó Salma mientras comía su brownie—. Realmente no he podido disfrutar el coro. Cantar es una lucha para mí.

—Todos tenemos dones, como sabes —comentó el abuelo, pensativo—. Dios nos ha provisto a todos con talentos, y algunos de ellos no los descubrirás todavía, sino después. Él nos creó a todos de manera diferente, para que podamos usar nuestras habilidades en la iglesia y en el mundo, para ayudar a otros y demostrarles el amor de Jesús. Me encanta hornear. A tu abuela le encanta la jardinería, y tú eres fantástica para matemáticas. Tu maestra siempre lo menciona en las reuniones de padres y maestros. Has probado con el coro y no es apropiado para tus talentos, así que te sugiero que busques otra cosa que te encante y que puedas usar para ayudar a otros. No te rindas. Dios te ama y te valora, no por lo hagas, sino porque Él te creó y envió a Su Hijo a morir por ti.

Más tarde, el abuelo hizo una taza de té para la abuela y salió junto con su nieta.

—El jardín se ve precioso —afirmó Salma al ver los diferentes tipos de flores que había, desde rosas rojas hasta girasoles amarillos.

La abuela se sacó sus guantes de jardinería y sonrió después de tomar un sorbo de té.

—Me encanta la jardinería. Es un don que Dios me dio.

—¿Ves? —dijo el abuelo—. Mira el bello jardín de tu abuela. Si todas las flores y plantas fueran iguales, sería aburrido. Lo mismo sucede en la iglesia. Cada uno de nosotros es diferente y único, pero todos tenemos algo que ofrecer.

Salma sonrió y dio gracias a Dios en silencio porque no tenía que ser igual a los demás. Ella sabía que Dios la amaba y la había hecho única.

CINDY LEE

DIOS NOS BENDICE CON TALENTOS ÚNICOS

VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 12:27 (NTV)

TODOS USTEDES EN CONJUNTO SON EL CUERPO DE CRISTO, Y CADA UNO DE USTEDES ES PARTE DE ESE CUERPO.

¿Sientes a veces envidia por los talentos de otras personas? ¿Te gustaría tener una habilidad que otra persona posee? Dios cree que eres genial. Él te ama tanto que envió a Su Hijo, Jesús, a reparar la relación rota que los humanos tenían con Él y a darnos vida eterna a todos los que confiemos en Él. Nuestro amoroso Creador te hizo y te bendijo con talentos. Regocíjate y usa tus dones para ayudar a otros y para llevarlos a Jesús.

Clave de Hoy
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