El huerto de vegetales

—¿Ya empacaste y estás lista para salir? —gritó la mamá de Mari.

—¡Estoy lista! —exclamó Mari mientras bajaba corriendo por las gradas, cargando su mochila. Estaba contando los minutos para pasar el fin de semana con sus abuelitos en su pequeña granja y ayudarlos a sembrar un huerto de vegetales. Mari y sus padres vivían en una casita en la ciudad, así que estar fuera en el campo abierto era un deleite para ella.

Después que su madre la dejó, la abuelita ayudó a Mari a desempacar sus cosas y salieron enseguida a sembrar el huerto.

—A ver, tú puedes sostener las semillas y el azadón, mientras voy por la carretilla y la tierra —le dijo su abuelita.

El abuelo ya había arado el área del huerto para ellas, así que estaban listas para empezar a sembrar. Mientras plantaban las semillas, la abuelita habló de cómo debían asegurarse de que el huerto estuviera bien regado y sin malas hierbas hasta el tiempo de la cosecha.

Mari sonrió.

—Se oye como que se necesita mucho trabajo.

—Sí, lo es —contestó abuelita—. Pero valdrá la pena cuando veas y pruebes esos vegetales.

Mari rio.

—¡Ya se me hace agua la boca!

Mamá y abuelita hicieron un plan para que Mari pudiera regresar todos los domingos durante la temporada del crecimiento, para ayudar a quitar las malas hierbas y regar el huerto. Mari trabajó muy duro en toda la mañana en el huerto, ¡y vaya que eso dio frutos! Terminaron con una buena cosecha de vegetales y un par de jugosas sandías.

—¿Valió la pena todo el esfuerzo? —preguntó el abuelo.

—¡Definitivamente sí! —respondió Mari mientras daba otro mordisco a su sandía.

El abuelo sonrió.

—¿Sabías que nuestras vidas son como un huerto de vegetales, hija? Del mismo modo que tuvimos que mantener el huerto regado y sin malas hierbas para que los vegetales pudieran estar saludables y crecer, nosotros necesitamos que Jesús nos riegue espiritualmente. Él nos riega cuando ponemos nuestra confianza en Él, y sigue regándonos con Su amor y gracia, a lo largo de nuestras vidas.

—Sin duda disfruté al trabajar en el huerto con ustedes este verano —aseguró Mari—. ¡Me alegra que Jesús está trabajando en mi vida para que pueda crecer, como nuestros vegetales!

 LISA FULLER

JESÚS NOS RIEGA ESPIRITUALMENTE

VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 58:11

EL SEÑOR TE GUIARÁ CONTINUAMENTE, SACIARÁ TU DESEO EN LOS LUGARES ÁRIDOS Y DARÁ VIGOR A TUS HUESOS. SERÁS COMO HUERTO REGADO Y COMO MANANTIAL CUYAS AGUAS NUNCA FALTAN.

¿Eres como un huerto bien regado? En la lectura bíblica de hoy, Juan 7:30 dice que Jesús nos provee de agua viva. Cuando confiamos en Él como nuestro Salvador, nos da el Espíritu Santo, quien trabaja en nuestras vidas y nos ayuda a crecer en nuestra fe, para que podamos producir el fruto del amor de Dios para que los demás disfruten. Mientras aprendes más de Jesús y escuchas la verdad de la Palabra de Dios, confía en que Él te ayudará a crecer en el amor y el conocimiento del Señor.

Clave de Hoy
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