El árbol de buen fruto (Parte 2)
El abuelo giró la llave y la camioneta cobró vida con un rugido. “Vamos a la casa para sembrar el árbol de manzanas, Timoteo. ¿Me ayudarás a cuidarlo? Lo sembraremos, lo regaremos y lo protegeremos, para que produzca un buen fruto”.
“Me da la impresión de que es mucho trabajo”. Timoteo sonrió. “¡Y mucha diversión!” Y respondió a su abuelo levantando su pulgar en un gesto afirmativo.
Después de buscar algunos insumos en el cobertizo, el abuelo condujo hasta la huerta. “Primero preparemos el hoyo”, indicó. “Tiene que ser más ancho y más profundo que las raíces. Después mezclamos el fertilizante con la tierra”. Cuando todo estuvo listo, el abuelo levantó el árbol de manzanas del cajón de la camioneta y lo ubicó en el hoyo.
“Bien hecho, Timoteo. Un poquito más de tierra… ahora comprímelo con delicadeza. No le eches mucha agua”. Cuando el árbol estuvo en el hoyo, el abuelo chocó su mano con la de Timoteo. “¡Buen trabajo!”
Ambos aplastaron la tierra alrededor del árbol. “¿Sabes, Timoteo? Este árbol no pudo haber hecho todo esto por su cuenta, ¿verdad? Nosotros tuvimos que comprarlo en el vivero, sembrarlo y regarlo para que pueda crecer”. Timoteo asintió. “Eso se parece mucho a lo que Jesús ha hecho por mí”, agregó el abuelo. “Él me compró al pagar por mi pecado, me sembró en Su huerta y me hace crecer”.
“Pero ¿por qué tuvo Jesús que pagar por tu pecado?”, preguntó Timoteo. “Tú no eres una persona mala”.
El abuelo sonrió. “Hijito, la Biblia dice que todos hemos pecado. Cada uno de nosotros ha hecho lo malo y necesita un Salvador. Esa es la razón por la que Jesús murió en la cruz. Él pagó por nuestros pecados porque nos ama”.
Timoteo pisó la tierra fresca que rodeaba al árbol de manzana. “¿Jesús me ama a mí?”
“Por supuesto que sí”, contestó su abuelo. “Cuando lo invitas a tu vida, te conviertes en Su hijo… en un árbol de Su huerta. Él es el Gran Jardinero que cuida de ti y hace crecer fruto en tu vida”.
Timoteo levantó una ceja. “Abuelo, yo quiero ser un árbol de la huerta de Jesús. ¿Me ayudas?”
El abuelo se quitó su sombrero de paja, se arrodilló junto a Timoteo y lo rodeó con su brazo.
“Jesús”, oró, “Timoteo quiere convertirse en uno de Tus árboles. Hoy quiero ponerlo delante de Ti”.– MARJORIE HILL
JESÚS SIEMBRA Y CUIDA A LOS CRISTIANOS
VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 27:6
EN LOS DÍAS VENIDEROS JACOB ECHARÁ RAÍCES, ISRAEL FLORECERÁ Y BROTARÁ, Y LLENARÁ EL MUNDO ENTERO DE FRUTO.
¿Eres un árbol de la huerta de Jesús? Él murió en la cruz para pagar por tus pecados, así que puedes pertenecerle a Él. Él siembra y cuida de Sus árboles, para que den un buen fruto que todo el mundo puede disfrutar. Si no eres un árbol en la huerta de Jesús, puedes convertirte en uno si pones tu confianza en Él como tu Salvador. (Lee sobre las Buenas Nuevas aquí).
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