Día de familia
“¡No me gusta el campamento! ¡No te vayas! ¡Quédate conmigo!” Fabiola, de cuatro años, lloraba mientras se aferraba a su hermano mayor.
“No me voy a ir para siempre”, le dijo Fabián. “Solo me voy por una semana”.
“¡No! Quiero que te quedes en casa y juegues conmigo”, insistió la pequeña.
Con delicadeza, su madre hizo que las manos de Fabiola soltaran las piernas de Fabián y la cargó en sus brazos. “El próximo sábado todos vamos al campamento para el Día de familia”, comentó. “Allí Fabián realizará actividades divertidas contigo”.
“¿Podemos comer malvaviscos?”, preguntó Fabiola.
Su padre rio. “Sí, podemos comer malvaviscos”, afirmó. “Ve por tus cosas, Fabián. Ya nos tenemos que ir”.
Mientras la puerta se cerraba a sus espaldas, papá y Fabián oyeron la voz de la niña. “¿Cuánto falta para el Día de familia?”
Todas las mañanas de esa semana, Fabiola preguntaba si ya era hora de ir al campamento. Cuando finalmente llegó el día, la niña la pasó de maravilla. “¡Ahora sí me gusta el campamento!”, expresó.
Unos días después de que terminara el campamento, los padres de Fabián y Fabiola recibieron la llamada que temían. Cuando mamá cerró el teléfono, sus ojos estaban humedecidos por las lágrimas.
“El abuelito se fue”, balbuceó.
A Fabián le tomó un minuto asimilar que su abuelo había fallecido. Su papá lo abrazó. “Extrañaremos mucho al abuelito y lloraremos su muerte”, aseguró el padre, “pero, recuerda… no es para siempre”.
“¿A qué te refieres?”, preguntó Fabián, secándose las lágrimas de sus ojos. “La muerte es para siempre”.
“¡No, no es verdad!”, exclamó su padre. “Debido a que Jesús murió por nosotros y se levantó de la tumba, la muerte no es para siempre. Cuando Él regrese, todos resucitaremos y los cristianos pasaremos la eternidad con Él en los nuevos cielos y la nueva tierra. Mientras tanto, el abuelito está en el cielo con Jesús. Algún día veremos a Jesús cara a cara, ya sea cuando muramos o cuando Él regrese, lo que sea que ocurra primero, y el abuelito también estará ahí”.
Fabiola haló el brazo de su papá, pidiéndole que la cargara. “No llores, Fabián”, le dijo a su hermano. “Veremos al abuelito cuando vayamos al Día de familia en el cielo. Él podrá mostrarte todas las cosas divertidas, así como tú lo hiciste en el campamento”. Mientras se acurrucaba en los brazos de su padre, la niña preguntó. “¿Habrá malvaviscos en el cielo?”
En medio de las lágrimas, la familia compartió risas. – BARBARA J. WESTBERG
LOS CRISTIANOS SE ENCONTRARÁN NUEVAMENTE
VERSÍCULO CLAVE: 1 TESALONICENSES 4:17-18
ESTAREMOS CON EL SEÑOR SIEMPRE. POR TANTO, CONFÓRTENSE UNOS A OTROS CON ESTAS PALABRAS.
¿Alguien que amas ha ido al cielo para estar con Jesús? Es triste perder un amigo o familiar, pero recuerda que, para los cristianos, la separación no es para siempre. Tendremos un maravilloso “Día de familia” en el que todos los hijos de Dios se volverán a ver, y estarás nuevamente con tu ser querido. Pero lo mejor de todo es que estarás junto con Jesús. ¡Qué maravilloso será ese día!
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