Después de la muerte
Jorge permanecía apegado a su padre mientras entraban en silencio a la iglesia para el funeral del señor Burbano. El anciano vivía a dos casas de ellos y Jorge con frecuencia lo ayudaba con su jardín. De hecho, el sábado anterior los dos habían cortado y apilado leña para el invierno. Pero ahora el señor Burbano ya no necesitaría leña.
Solo las notas tenues del piano rompían el silencio mientras el niño y su papá caminaron frente al ataúd en el vestíbulo. Era extraño ver al señor Burbano ahí acostado y quieto, con flores que rodeaban todo el féretro.
Jorge se alegró cuando se sentaron. Mientras esperaban el inicio del culto, en la pantalla grande se pasaban fotografías del señor Burbano. Algunas lo mostraban cuando era niño, otras en su juventud y varias en sus últimos años. Jorge sonrió. Ese era el señor Burbano que conocía.
Durante el culto, el pastor Rodríguez habló de lo mucho que el señor Burbano había hecho por la iglesia y sus miembros. También mencionó otras maneras en que el anciano había servido al Señor. “Y ahora ve a Jesús cara a cara”, aseguró el pastor. “Lo extrañaremos, pero si usted confía en Jesús como su Salvador, volverá a reunirse nuevamente con el señor Burbano algún día”.
Jorge se quedó pensativo de regreso a casa. “Papá”, dijo finalmente, “¿qué dice el pastor si la persona que fallece no era cristiana?”
“Esa es una situación muy triste”, afirmó su padre, “pero debemos recordar que no somos nadie para juzgar quién era salvo y quién no. Solo Dios lo sabe en verdad. Deberíamos hacer todo lo posible para asegurarnos de que quienes todavía viven sepan que Jesús murió y resucitó para salvarlos. Podemos comunicarles que, si confían en Él, no deben tener miedo de la muerte. Pero cuando una persona muere sin haber hecho un compromiso público con Cristo, la única cosa que el pastor, o cualquiera de nosotros puede hacer es dejárselo a Dios”.
Jorge asintió. “Me alegra que el señor Burbano conociera a Jesús”.
“A mí también”, comentó papá. “Oremos y pidámosle a Dios que use la vida del señor Burbano, y la nuestra, para ayudar a que más personas sepan lo que Jesús hizo por ellos”. — LINDA M. WEDDLE
CONFÍA EN JESÚS COMO TU SALVADOR
VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 5:10
TODOS NOSOTROS DEBEMOS COMPARECER ANTE EL TRIBUNAL DE CRISTO.
¿Qué crees que digan en tu funeral? ¿Estarían confiados porque conocías a Jesús como tu Salvador? ¿Hablarían de cómo serviste a Dios durante tu vida en esta tierra? Todos moriremos algún día, pero si conoces a Jesús, no debes tener miedo de la muerte. Él promete salvación y vida eterna para todos los que confían en Él. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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