Cristo, nuestro alimento y salvación

El estómago de Julia hizo ruidos.  Sentía que habían pasado años desde la última vez que comió un bocado.  “Mamá, ¿puedo comer algún refrigerio?”, preguntó.

“Acabas de almorzar.  ¿Por qué necesitas comer?”, contestó su madre desde el comedor, donde estaba limpiando.

“¡Eso fue hace horas!”, exclamó Julia.  “Tengo hambre otra vz”.

“Está bien, puedes comer alguna fruta.  Búscalas en la cocina”.

La niña se paró de un brinco y corrió a la cocina.  Tomó dos manzanas y regresó al sillón.

“Solo una, por favor, hija”, le advirtió mamá desde el comedor.

“¿Cómo lo supiste?”, preguntó Julia, devolviendo una manzana al tazón de frutas.

“Las mamás tenemos poderes especiales”, respondió su madre.

Durante la cena, Julia devoró rápidamente sus alimentos y se sirvió una segunda ración.

“Debes tener hambre, hija”, comentó su padre al verla.

“Tenías que verla en la tarde”, le contó la madre.

“¡Voy a morir si no como!”, contestó Julia.

Papá rio.  “Tienes razón.  Ninguno de nosotros puede vivir sin comida.  ¿Sabes? Esto me recuerda al alimento que recibimos el domingo en la iglesia”.

Julia levantó las cejas.  “Pero esta semana no almorzamos en la iglesia”.

“No me refiero al almuerzo, ¡sino a Jesús!”, explicó su padre.  Ahora la niña se veía aún más confundida.  “Sin Él no podríamos sobrevivir, al igual que no podríamos vivir sin comida terrenal”.  Papá continuó.  “Jesús es nuestro alimento espiritual.  Él nos alimenta y nos nutre; dependemos de Él para nuestra salvación”.

“Entones, ¿ir a la iglesia es como comer?”, preguntó Julia, sin entender del todo.

Su padre asintió.  “Es una de las maneras en que Jesús alimenta nuestras almas, a través de la verdad de la Biblia y el amor de otros cristianos.  También hay una comida especial de pan y jugo que disfrutamos juntos en la iglesia”.

“Oh, te refieres a la Cena del Señor”, afirmó Julia.

“Correcto”, indicó papá.  “La Cena del Señor nos recuerda del sacrificio que hizo Jesús para salvarnos y cómo necesitamos Su amor y perdón todos los días, así como el alimento.  Tenemos la necesidad de ir continuamente a Él, para que nos nutra”.

Julia puso a un lado su tenedor.  “Al fin me siento llena”, admitió.  “Pero me hace falta mi comida espiritual.  Papá, ¿qué tal si traes tu Biblia y nos lees una historia?”

Su padre sonrió.  “Con mucho gusto”.  —  CALY GROVES

JESÚS ALIMENTA NUESTRAS ALMAS

VERSÍCULO CLAVE: JUAN 6:35

JESÚS LES DIJO: “YO SOY EL PAN DE LA VIDA; EL QUE VIENE A MÍ NO TENDRÁ HAMBRE, Y EL QUE CREE EN MÍ NUNCA TENDRÁ SED”.

¿Hay veces que te da hambre y quieres algo de comer?  ¡Probablemente sí!  Todos necesitamos alimentos para sobrevivir; tenemos que comer todos los días.  ¿Sabías que también necesitas de Jesús todos los días?  Lo necesitas para que Él te nutra espiritualmente con Su gracia y amor.  Jesús te alimenta cuando oras, cuando lees Su Palabra y Lo adoras con otros cristianos.  Permite que Él sustente tu alma todos los días.

Clave de Hoy
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