Crayones y peleas

En la casa de los Pacheco siempre había mucho ruido.  Con dos hijas que pretendían ser princesas en un minuto y superhéroes al siguiente, usualmente era un ambiente feliz.  Pero había veces en que Mariana Pacheco, de ocho años, y Cristina Pacheco, de seis, no estaban felices y lo demostraban con mucho ruido.

—¡Papá! —gritó Mariana—.  ¡Cristina está acaparando los crayones!

—¡Yo los estaba usando primero! —refunfuñó Cristina—.  Ve y usa los marcadores.

—No quiero marcadores —dijo Mariana—.  ¡Quiero terminar mi dibujo con crayones, porque empecé a hacerlo con crayones!

Cuando el padre de la familia Pacheco llegó, Mariana y Cristina estaban en la fase de la pelea en la que el enojo se veía en sus caras, pero todavía no había rasguños ni golpes, pero papá podía ver dónde iban a parar las cosas.

—Señoritas, ya saben lo que pasa cuando pelean por las cosas, ¿verdad? —les preguntó.

—Nos las tienen que quitar —contestó Mariana.

—¿Por qué? —preguntó nuevamente el padre.

—Porque ninguna cosa vale la pena para que dos hermanas peleen —respondió Cristina.

—Entonces, ¿tengo que quitarles algo o podemos solucionar este problema? —cuestionó papá.

Las niñas se miraron la una a la otra.  Ninguna de las dos quería quedarse sin los crayones.

—Vamos a solucionarlo —balbucearon.

—Qué bien —afirmó el padre—.  Se me ocurren algunas soluciones.  En primer lugar, podría romper todos los crayones en la mitad y cada una de ustedes podría tener un pedacito.  O podríamos dividir los crayones para que cada una tenga algunos.  ¿Qué les parece si derretimos todos los crayones para formar un crayón gigante?  Finalmente, ustedes, niñas, podrían compartir los crayones, ya que solo utilizan uno a la vez de todos modos.  ¿Cuál será la solución?

—Yo tenía los crayones primero —declaró Cristina—.  ¿Por qué tengo que compartirlos?

—Porque, como cristianos, somos llamados a compartir con otros, como respuesta al sacrificio que Jesús hizo por nosotros —aseguró papá—.  Hebreos 13:16 dice: «Y no se olviden ustedes de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se agrada Dios».  El Señor compartió Su Hijo con nosotros, por eso deberíamos estar dispuestos a hacer sacrificios también.

Cristina se quedó pensando por un momento y después le entregó la caja a su hermana.

—Por favor, ¿podrías prestarme el color rojo? —preguntó Mariana.

—Sí, pero yo necesito usarlo cuando termines —respondió Cristina.

—Bien hecho, señoritas —expresó su padre—.  Entonces, ¿no vamos a formar el crayón gigante?

Las niñas rieron y empezaron a colorear.  Y por unos minutos, la casa de los Pacheco se llenó de alegría y silencio.

JOSH MOSEY

COMPARTE CON LOS DEMÁS

VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 13:16

Y NO SE OLVIDEN USTEDES DE HACER EL BIEN Y DE LA AYUDA MUTUA, PORQUE DE TALES SACRIFICIOS SE AGRADA DIOS.

¿Compartes las cosas con los demás, aun cuando las tenías primero?  Compartir puede ser difícil, ¿no crees?  Pero podemos hacerlo porque Dios compartió con nosotros a Su Hijo, Jesús.  Él se sacrificó cuando llevó nuestros pecados en la cruz y murió en nuestro lugar.  Jesús lo hizo porque nos ama y ahora nos da la capacidad de demostrar Su amor a los demás y hacer sacrificios por ellos.  ¿Qué podrías compartir con alguien en este día?

Clave de Hoy
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