Considera el costo
“¡Qué rico!”, dijo Zaida cuando su mamá puso un tazón con brillantes fresas rojas en la mesa. Acababan de regresar a casa después de ver el desfile por el Día de la Independencia y querían disfrutar un bocadillo en el patio.
“¿Podemos ir a ver los fuegos artificiales en la noche?”, preguntó Lino al mismo tiempo que introducía una fresa en su boca. “¿Y puede venir Lalo Gómez con nosotros?”
“En efecto, hemos pedido a la familia de Lalo que nos acompañen para un picnic antes de los fuegos artificiales”, le contó su mamá.
El padre sonrió cuando Lino dejó salir un grito de emoción. “Últimamente he estado platicando con el señor Gómez acerca de Jesús”, comentó papá. “Está interesado, pero dice que no puede creer que no tenga que hacer nada para ganar su entrada al cielo. Dice que nada es gratis estos días. A lo mejor tenga la oportunidad de hablar más con él esta noche”.
“Niños, ¿les gustó el desfile?”, preguntó su madre.
“¡Sí!”, exclamó lino. “Mientras esperábamos en la fila para los helados, hablamos con un hombre que estaba en una silla de ruedas. Era un veterano de guerra y ahora apreciamos la libertad que tenemos en este país mucho más que antes”.
Zaida hizo un gesto afirmativo. “Nunca nos costó nada, pero a ese hombre le costó bastante”.
“Y a otros les ha costado mucho más… les ha costado sus vidas”, agregó Lino.
Papá sacudió su cabeza. “Es tan fácil subestimar nuestras bendiciones. Nos olvidamos de que alguien pagó un alto precio por ellas”. Miró a Lino y sonrió. “Me acabas de dar una idea para ayudar a que el señor Gómez entienda la salvación”.
Lino levantó las cejas en asombro. “¿Yo?”
El padre asintió. “Como les conté, el señor Gómez cree que la salvación no puede ser gratuita, que debería costar algo. Quizá puedo demostrarle que, así como las libertades que disfrutamos en nuestro país, la salvación es gratis para nosotros, pero alguien pagó un alto precio por ella. Le costó a Dios la vida de Su único Hijo, Jesús. Podemos disfrutar la libertad del pecado y el privilegio de ser hijos de Dios porque Él estuvo dispuesto a pagar el precio por nuestra salvación”.
“¡Guau!”, expresó Zaida. “Me alegra mucho que Él haya pagado el precio para que yo pueda ser libre”.
“A mí también”, señaló papá. “Oremos para que podamos ayudar a los Gómez a entender que la salvación también es gratis para ellos”.– BARBARA J. WESTBERG
JESÚS PAGÓ POR NUESTRA SALVACIÓN
VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 6:20
HAN SIDO COMPRADOS POR UN PRECIO.
¿Has caído en cuenta del costo de tu salvación? Jesús tuvo que dejar las glorias del cielo para vivir en este mundo lleno de pecado. Tuvo que tomar el castigo que tú merecías y sufrir y morir en una cruz, todo eso para pagar el precio de tu salvación. Debido a que Jesús pagó ese precio, la salvación es gratis para ti. ¡Acepta Su regalo al confiar hoy mismo en Jesús! (Haz clic aquí para que conozcas más acerca de las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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