Calma en la tormenta
Zaida se acurrucó bajo las cobijas mientras la lluvia golpeaba la ventana de su habitación. Los relámpagos iluminaban la oscuridad del cielo y los truenos rugían. Zaida se tapó la cabeza con su edredón. Pero la tormenta dentro de su corazón parecía mucho más fuerte que la de afuera, y las lágrimas bajaban por sus mejillas.
Había recibido noticias terribles. Los padres de Zaida se iban a divorciar. Habían estado separados por varios meses y la niña había estado orando para que pudieran resolver sus diferencias. Ahora no quedaba la posibilidad de restaurar su familia como era antes y Zaida sentía que nunca volvería a ser feliz.
Unos minutos más tarde, Zaida oyó que su puerta se abría suavemente y su madre entró.
—¿Te está molestando la tormenta, hijita? —preguntó mamá.
Zaida se secó las lágrimas.
—Realmente no.
Su madre se sentó en la silla que estaba junto a la cama.
—Cuando eras chiquita, tenías mucho miedo de los truenos y los relámpagos —comentó.
—¿En serio? —preguntó la niña—. No lo recuerdo. ¿Cómo superé ese temor?
—Cuando había una tormenta fuerte, yo me sentaba a tu lado en esta silla —contestó mamá—. Parecía que el solo hecho de tenerme cerca se llevaba tus miedos.
—Oh —después de un momento, Zaida agregó—. Todavía me gusta tenerte cerca, pero no necesitas quedarte hoy, mamá. Voy a estar bien.
—Lo sé, hija, pero otra tormenta cayó sobre nosotras hoy, ¿verdad? Sé que la noticia fue terrible para ti. También lo fue para mí. Yo no quería que las cosas terminaran así —la madre acarició el cabello de su hija—. Sé que últimamente has estado muy triste, pero he orado para que la presencia de Dios te ayude a superar este tiempo tan difícil. Yo nunca hubiera podido salir adelante sin Él y espero que recuerdes que el Señor siempre está aquí para ayudarte en todas las tormentas de la vida.
Madre e hija conversaron un rato más y después mamá regresó a su habitación. Zaida miró la silla vacía. Trató de imaginarse a Jesús sentado ahí, cuidando de ella.
—Amado Señor —oró—, gracias por estar conmigo… y también con mi mamá.
De repente, tuvo la seguridad de que, a pesar de que su problema seguía ahí, las cosas ahora eran diferentes porque ella confiaba en que Jesús cuidaría de ella. Zaida se tapó y se quedó dormida enseguida.
SHERRY L. KUYT
CONFIAR EN DIOS TE DA PAZ
VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 26:3 (NTV)
¡TÚ GUARDARÁS EN PERFECTA PAZ A TODOS LOS QUE CONFÍAN EN TI, A TODOS LOS QUE CONCENTRAN EN TI SUS PENSAMIENTOS!
¿Tienes un problema difícil en tu vida ahora mismo? ¿Tus padres se divorciaron? ¿Algún miembro de tu familia falleció? ¿Alguien que amas tiene una enfermedad grave? ¿Has sufrido abuso? A lo mejor te sientas solo y abandonado. Cuando pasas por tiempos de dificultad, Jesús está ahí contigo. Confía en que Él estará a tu lado durante las tormentas de la vida y te ayudará a superarlas. El Señor siempre está contigo y te ofrece Su paz.
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